No es mi intención explayarme sobre todo lo que surge en mis pensamientos, pero hay cosas que son inconcebibles... Aparecieron los docentes cómplices por todos los rincones.
El jueves 17 de junio jugaba la selección contra Corea del Sur a las 08:30, horario escolar. El gobierno de la provincia de Buenos Aires autorizó a los alumnos a entrar más tarde (luego de finalizado el partido), algo totalmente descabellado e inútil (como se pudo comprobar, nadie fue a clases luego de las 10:30). Pero hubo alumnos que sí fueron a clases y, aquí está el asunto, fueron muy mal tratados por sus docentes, preceptores y hasta porteros.
- "Justo hoy vas a venir".
- "Volvete a tu casa".
- "¿A qué viniste?".
- "Te voy a hacer barrer el taller con un cepillo de dientes".
¿Qué estaba sucediendo?
Por un lado, estaba la posibilidad de que si a las 07:30 no había alumnos, entonces los docentes se irían a sus casas (para ver el partido).
Por otro, varias escuelas tenían algún televisor en el que el personal que debía estar en el establecimiento iría a ver el partido, pero "nada de chicos" que molestan.
Muchos preceptores les dijeron a los alumnos durante la jornada del día miércoles lo siguiente: "No vengan a la escuela, quédense a ver el partido".
Mate, facturas, pastafrola, bizcochitos... Todo había sido preparado.
En otras escuelas las cosas fueron diferentes. Desde el cierre total y absoluto con nadie dentro hasta el organizar el visionado del partido todos juntos y con pantalla gigante.
Pero en ninguna escuela se hizo lo que se debía hacer: Dar clases. La excusa era perfecta y el gobierno aceptaba el circo.
Profe, ¿vio el partido?
No, no lo vi. No me interesa.
Claro, en esta sociedad en donde la gente nace con una pelota en vez de cerebro sobre sus hombros, es mirado como un bicho raro y hasta denostado. Y ni hablar de los descerebrados que hasta me dijeron gorila, antipopular, ridículo y barbaridades por el estilo. Pero nadie puede contestar un sólo cuestionamiento hacia la práctica social de buscar cualquier excusa para evadir obligaciones y responsabilidades. Nadie puede contestar ningún argumento explicitado en la nota mencionada más arriba.
- ¿Cuando juegue la selección de rugby en el mundial juvenil (que nadie se enteró se desarrolla por estos días en nuestro país) tampoco van a dar clases?
- ¿Cuando juegue la selección de básquet tampoco van a dar clases?
- ¿Cuando juegue la selección de voley tampoco van a dar clases?
- ¿Cuando juegue la selección de hockey tampoco van a dar clases?
- ¿Cuando se juegue la Copa Davis de tenis tampoco van a dar clases?
- ¿Cuando transmitan los Juegos Olímpicos tampoco van a dar clases?
Entonces ¿cuándo vamos a dar clases?
En los puntos antecedentes no hubo ni habrá mayores problemas ya que no mueven tanto dinero como el fútbol. De nada sirve comparar a una selección de millonarios jugando contra otros millonarios en campeonatos arreglados por sponsors e intereses económicos incomensurablemente poderosos con otros deportes, ya sean amateurs o profesionales.
Nada sirve porque la gente se deja llevar por la avasallante propaganda mediática.
Un gran peligro
Esta forma de abordar la realidad, haciendo en masa lo que los medios indican, es muy peligroso. De esta manera "afinan" sus métodos masivos de convencimiento y estupidización para controlar a las masas. Nada nuevo si estudiamos historia. El asunto es que el fenómeno va en aumento. Ni en la última dictadura militar (y el mundial se jugó en nuestro país) sucedía lo que hoy sucede.
¿Dónde está el peligro?
En que ya saben (los grupos de poder) qué hacer cuando quieren que las masas tengan determinado comportamiento o piensen de una manera específica.
El control del "gran hermano" a pleno.
Y los docentes, en su gran mayoría, en complicidad en vez de enseñar lo que está pasando.
Realmente grave.