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29 de julio de 2018

El futuro de Argensauria



El futuro de Argensauria

Hay gente que se queja diciendo que no consigue trabajo. Pero esa gente no sabe hacer un curriculum ni sabe qué tiene que hacer para buscar un trabajo. No sabe cómo buscarlo, no sabe dónde buscarlo.

Hay gente a la que le ofrecés trabajo y no quiere saber nada con tenerlo.

Hay gente que ni se plantea salir a buscar trabajo.

Hay gente a la que le ofrecen un trabajo de tal o cual cosa y contesta que de eso no sabe nada. Pero nada hace para ir a capacitarse, estudiar.

Hay gente que siempre pone excusas para no acudir a un trabajo que le han ofrecido.

Por ejemplo, hay muchísimos ofrecimientos de trabajo para técnicos electricistas para trabajar en los polos de energía renovable que se están construyendo en muchos lugares del país. Es más, hay obras que no se han podido empezar porque están esperando terminar con otra obra. ¿Y saben por qué? Porque no consiguen suficiente cantidad de técnicos electricistas para hacer varias obras al mismo tiempo.

Lo mismo pasa con gasistas, con plomeros, con carpinteros, con ingenieros, con médicos que faltan en las provincias del interior... En Río Negro están ofreciendo salarios de hasta 80.000 $ mensuales y ni así los consiguen.

Y también pasa que se ofrece trabajo en otro lugar del país y te contestan que viven acá. ¿Y qué, no te podés mudar?

Ah, no... Eso no. Yo quiero trabajo acá. ¿Querés que también te bañe todas las mañanas? ¿Querés que te prepare un rico desayuno en tu casa todos los días? ¿Querés que te cambie los calzones todos los días? ¿Qué más querés?

Hay gente que tiene caca en la cabeza y siempre pone excusas. El tema pasa por quejarse porque sí. Nada hacen para cambiar su propia realidad.

Hay gente que no tiene trabajo y vive de planes sociales y por ellos cobran hasta 3 veces más que un jubilado que aportó más de 30 años trabajando toda su vida. Esa gente tiene tiempo libre todos los días. ¿Y qué hacen muchos de esos vagos? Duermen hasta el mediodía. Se la pasan yendo a las marchas, cortes y piquetes de diversas organizaciones sociales. ¿Por qué lo hacen? Porque al ir a esas marchas, cortes y piquetes, cobran adicionales que llegan hasta los 400 pesos por día y por persona.

¿De dónde sale la plata para eso?

Porque todos los días están en la calle, todos los días están de marchas, cortes y piquetes o asisten a tal o cual manifestación por el tema que sea, no importa, el asunto es que pagan para ir.
Y lo más grave es que hace ya muchos años que hay miles y miles de jóvenes que no estudian ni siquiera en la primaria. No aprenden. Ni hablar de la secundaria, olvídense. Y eso que hace ya 20 años a los títulos secundarios práctimente los están regalando.

Entonces, todos esos miles y miles de jóvenes, no solo no saben lo mínimo para salir a buscar un trabajo... No tienen ni actitud y aptitud para cuidarlo en caso de conseguir uno. Por ejemplo... Llegar a horario, ser respetuoso, saber clasificar expedientes o mercadería, saludar, tratar respetuosamente a la gente... No saben y no quieren saber; no les interesa aprender.

Y encima que no saben lo mínimo para poder conseguir un trabajo, tampoco tienen idea de lo necesario para ser un ciudadano. Es decir, conocer la Constitución Nacional, qué son las leyes, por qué hay que obedecerlas, por qué es necesario respetar el Estado de derecho, conocer lo básico, al menos, sobre cómo es la historia argentina y mundial, qué es la economía, que es el FMI, qué significa la vida y por qué hay que respetarla. Ni eso saben. ¿Y después nos asombramos porque nenas de 12 años salen con el pañuelo verde en el cuello? No hay que asombrarse, es la cosecha de lo que se ha ido sembrando desde hace décadas.

Entonces, así podemos entender mejor por qué tenemos a tanta gente en la pobreza estructural, por qué tenemos a tanta gente diciendo barbaridades por todos lados, mentiras, inexactitudes, repitiendo discursetes de barricada, rompiendo todo... Es gente que no tiene idea de nada y es fácilmente manipulable por los políticos corruptos y demagogos que quieren venderles una vida que jamás van a tener. Venden la ilusión de un cambio que deje atrás su propia miseria. Esa miseria que ellos mismos se construyeron porque nadie les dijo que no estudiaran, nadie les dijo que no tienen que aprender. Son pobres estructurales, lo tienen en su propio ser el ser de esa manera. Y cuando son movilizados, rompen todo, destruyen todo, pintan todo, ensucian todo... Se prenden en cuanta protesta hay para dejar fluir su propia mentalidad resentida por tener una vida de porquería.

¿Qué país podemos construir con esa gente? Porque no es que son pocos... ¡Son muchísimos! ¿Cómo les cambiás la cabeza?

En un mundo en donde todo cambia en forma permanente, en donde tenés que estudiar, que saber muchas cosas, un mundo en donde hay que prepararse... En ese mundo, el presente y el futuro, esa gente no encuentra ni encontrará un lugar digno. Entonces, rompe, destruye, pinta, grita, agrede, insulta y ensucia porque está con problemas. Pero los problemas no se los crearon los que ellos luego llaman capitalistas explotadores, se los crearon ellos mismos.

¿Qué hacés con miles y miles de lúmperes violentos ignorantes y llenos de dis-valores que nada positivo aportan a la sociedad pero que reclaman que la sociedad los mantenga gratuitamente a ellos? ¿Qué hacés con gente a la que querés ayudar pero ellos solo quieren recibir y nada dar a cambio, ni siquiera estudiar o aprender un oficio? ¿Cómo ayudás a quien no quiere cambiar?

¿Hasta cuándo seguiremos con esta realidad que va en aumento?

¿Hasta cuándo 8, 9 o 10 millones de personas que trabajan, producen y pagan impuestos seguirán manteniendo a 16, 20, 24 millones de personas y en aumento, porque además de traer hijos para cobrar planes, vienen extranjeros a los que también se les pagan planes?

El viejo dicho popular dice:
- Dale un pescado a un hombre y comerá un día.
- Enséñale a pescar, y comerá toda la vida.
Le agrego lo siguiente...
- Dale un pescado a un progre y te exigirá que el Estado le dé uno todos los días sin trabajar.

Esto es insostenible. Esto es inviable.
Somos Argensauria.


11 de julio de 2018

Opeka, el albañil de Dios



Opeka, el albañil de Dios

Una persona, varias veces candidata al Premio Nobel de la Paz, le dice a la Argentina y a los políticos:
“Los planes sociales son lo peor que se le puede hacer a un pobre. El asistencialismo debe existir siempre con trabajo. El que no trabaja que no coma. No se les regala, porque regalando les sacás el coraje, la dignidad y yo los quiero demasiado como para asistirlos”.

El Padre Pedro Opeka llegó a la Argentina en julio del 2018. El Padre Opeka es un sacerdote misionero que nació en Argentina. Llegó a África cuando tenía 22 años y logró alcanzar el pequeño pero gran milagro para los más pobres de Madagascar, en el pueblo de Akamasoa (que significa “Los buenos amigos”), que se encuentra en las afueras de la capital, Antananarivo, en Madagascar. Este lugar está rodeado por un gran basurero donde decenas de miles de personas hurgan en los desechos buscando material para reciclar, revender y comida.


El Padre Pedro Opeka cuenta lo siguiente...

“Me fui en barco en 1968. Lloré y dije: adiós Argentina, tierra mía. Hubiese sido más fácil si me quedaba. África es la olvidada y había que arreglar todo. Aprender una nueva lengua, costumbres y tradiciones. Lo hice y no me equivoqué. A mi país lo llevo en el corazón”.
Una vez asentado en su nueva patria, Opeka ayudó a sacar de la miseria a medio millón de personas. Sí, escucharon bien, 500.000 personas sacó de la miseria, gente que vivía de la basura. Les transmitió su enseñanza, les devolvió la esperanza y las fuerzas para cambiar la realidad.

Opeka dice: “Ellos viven muy mal, con sólo dos dólares por día. El 92 por ciento de la población está por debajo del umbral de la pobreza. Sufren enfermedades como paludismo y tuberculosis”.

¿Qué hizo, cómo lo hizo? Sacó a 500.000 personas de la miseria.

Sus enseñanzas se basan en el trabajo y la responsabilidad personal. Dice que los planes sociales son lo peor que se le puede hacer a un pobre. El asistencialismo debe existir siempre con trabajo.

Todo comenzó en 1989 cuando el padre Pedro se dio cuenta de la situación de degradación que vivían los pobres en el vertedero de Tananarive, la capital de Madagascar, un lugar de refugio para personas desesperadas expulsados de la ciudad.

Cerca del vertedero había una cantera de granito, cualquiera que estuviera dispuesto a trabajar podía producir ladrillos, guijarros, losas y grava para vender a las empresas de construcción. Logró entonces que bajo la dirección de los religiosos vicentinos argentinos, los habitantes del vertedero se reunieran, comenzando a ver, a través de su trabajo, un pequeño atisbo de esperanza.

La transformación que siguió sorprendió a todos: una comunidad animada comenzó a desarrollarse.
Escuchando a los demás y estableciendo comités para responder a las necesidades de los trabajadores, como el cuidado de los enfermos y la supervisión de los niños, las personas que vivían en condiciones infrahumanas, se dieron cuenta que tenían derecho a vivir con dignidad y que de ellos dependía.

Opeka fundó pueblos, escuelas, centros de atención médica, para deportes, biblioteca... Se urbanizaron los asentamientos donde ahora hay viviendas de material, negocios, comercios, servicios...

Treinta años después una comunidad conocida como “Akamasoa”, en italiano “Buenos Amigos”, vive en esas casas construidas por ellos mismos, que forman dieciocho pueblos que tienen tiendas, talleres, fuentes e iluminación.

Ahora, todos son dueños de sus casas de ladrillos. Todos tienen agua limpia y atención médica. Todos su hijos van a la escuela.

Su obra se sostiene con el aporte de particulares. Recibe invitaciones para dictar charlas y dar conferencias. Por eso cada tres meses realiza giras que incluyen países como Francia, Bélgica, Mónaco, España y nunca regresa con las manos vacías.

El sacerdote misionero en Madagascar, padre Pedro Pablo Opeka, está en la Argentina. Este jueves se reunió en la Casa Rosada con el Presidente de la Nación, Mauricio Macri, fue al Senado recibirá una mención de honor. El martes 17 brindará una charla abierta en el Palacio San Martín de la Cancillería.
Además, tiene previsto celebrar misas en varios barrios porteños y localidades de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y también en Uruguay.

El Padre Pedro Opeka fue nominado para el Premio Nobel de la Paz varias veces y todavía está entre sus mayores posibles ganadores.

Si gustan conocerlo en mayor profundidad, si quieren ver la inmensa obra realizada y acceder a sus enseñanzas, entonces pueden entrar en Youtube y poner en su buscador interno Pedro Opeka y les saldrán montones de resultados.

El Padre Pedro Opeka deja un mensaje clarísimo:
“Los planes sociales son lo peor que se le puede hacer a un pobre. El asistencialismo debe existir siempre con trabajo. El que no trabaja que no coma. No se les regala, porque regalando les sacás el coraje, la dignidad y yo los quiero demasiado como para asistirlos”.
 Opeka, el albañil de los pobres.