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11 de julio de 2018

Opeka, el albañil de Dios



Opeka, el albañil de Dios

Una persona, varias veces candidata al Premio Nobel de la Paz, le dice a la Argentina y a los políticos:
“Los planes sociales son lo peor que se le puede hacer a un pobre. El asistencialismo debe existir siempre con trabajo. El que no trabaja que no coma. No se les regala, porque regalando les sacás el coraje, la dignidad y yo los quiero demasiado como para asistirlos”.

El Padre Pedro Opeka llegó a la Argentina en julio del 2018. El Padre Opeka es un sacerdote misionero que nació en Argentina. Llegó a África cuando tenía 22 años y logró alcanzar el pequeño pero gran milagro para los más pobres de Madagascar, en el pueblo de Akamasoa (que significa “Los buenos amigos”), que se encuentra en las afueras de la capital, Antananarivo, en Madagascar. Este lugar está rodeado por un gran basurero donde decenas de miles de personas hurgan en los desechos buscando material para reciclar, revender y comida.


El Padre Pedro Opeka cuenta lo siguiente...

“Me fui en barco en 1968. Lloré y dije: adiós Argentina, tierra mía. Hubiese sido más fácil si me quedaba. África es la olvidada y había que arreglar todo. Aprender una nueva lengua, costumbres y tradiciones. Lo hice y no me equivoqué. A mi país lo llevo en el corazón”.
Una vez asentado en su nueva patria, Opeka ayudó a sacar de la miseria a medio millón de personas. Sí, escucharon bien, 500.000 personas sacó de la miseria, gente que vivía de la basura. Les transmitió su enseñanza, les devolvió la esperanza y las fuerzas para cambiar la realidad.

Opeka dice: “Ellos viven muy mal, con sólo dos dólares por día. El 92 por ciento de la población está por debajo del umbral de la pobreza. Sufren enfermedades como paludismo y tuberculosis”.

¿Qué hizo, cómo lo hizo? Sacó a 500.000 personas de la miseria.

Sus enseñanzas se basan en el trabajo y la responsabilidad personal. Dice que los planes sociales son lo peor que se le puede hacer a un pobre. El asistencialismo debe existir siempre con trabajo.

Todo comenzó en 1989 cuando el padre Pedro se dio cuenta de la situación de degradación que vivían los pobres en el vertedero de Tananarive, la capital de Madagascar, un lugar de refugio para personas desesperadas expulsados de la ciudad.

Cerca del vertedero había una cantera de granito, cualquiera que estuviera dispuesto a trabajar podía producir ladrillos, guijarros, losas y grava para vender a las empresas de construcción. Logró entonces que bajo la dirección de los religiosos vicentinos argentinos, los habitantes del vertedero se reunieran, comenzando a ver, a través de su trabajo, un pequeño atisbo de esperanza.

La transformación que siguió sorprendió a todos: una comunidad animada comenzó a desarrollarse.
Escuchando a los demás y estableciendo comités para responder a las necesidades de los trabajadores, como el cuidado de los enfermos y la supervisión de los niños, las personas que vivían en condiciones infrahumanas, se dieron cuenta que tenían derecho a vivir con dignidad y que de ellos dependía.

Opeka fundó pueblos, escuelas, centros de atención médica, para deportes, biblioteca... Se urbanizaron los asentamientos donde ahora hay viviendas de material, negocios, comercios, servicios...

Treinta años después una comunidad conocida como “Akamasoa”, en italiano “Buenos Amigos”, vive en esas casas construidas por ellos mismos, que forman dieciocho pueblos que tienen tiendas, talleres, fuentes e iluminación.

Ahora, todos son dueños de sus casas de ladrillos. Todos tienen agua limpia y atención médica. Todos su hijos van a la escuela.

Su obra se sostiene con el aporte de particulares. Recibe invitaciones para dictar charlas y dar conferencias. Por eso cada tres meses realiza giras que incluyen países como Francia, Bélgica, Mónaco, España y nunca regresa con las manos vacías.

El sacerdote misionero en Madagascar, padre Pedro Pablo Opeka, está en la Argentina. Este jueves se reunió en la Casa Rosada con el Presidente de la Nación, Mauricio Macri, fue al Senado recibirá una mención de honor. El martes 17 brindará una charla abierta en el Palacio San Martín de la Cancillería.
Además, tiene previsto celebrar misas en varios barrios porteños y localidades de la provincia de Buenos Aires, Santa Fe y también en Uruguay.

El Padre Pedro Opeka fue nominado para el Premio Nobel de la Paz varias veces y todavía está entre sus mayores posibles ganadores.

Si gustan conocerlo en mayor profundidad, si quieren ver la inmensa obra realizada y acceder a sus enseñanzas, entonces pueden entrar en Youtube y poner en su buscador interno Pedro Opeka y les saldrán montones de resultados.

El Padre Pedro Opeka deja un mensaje clarísimo:
“Los planes sociales son lo peor que se le puede hacer a un pobre. El asistencialismo debe existir siempre con trabajo. El que no trabaja que no coma. No se les regala, porque regalando les sacás el coraje, la dignidad y yo los quiero demasiado como para asistirlos”.
 Opeka, el albañil de los pobres.

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