“¿Fue el Proceso un demonio ajeno a nuestra sociedad, o una expresión, repugnante pero legítima, de nuestra cultura política?”. Así comenzaba la nota realizada por el Diario Clarín publicada el pasado 16 de marzo al historiador Luis Alberto Romero quien expresó que era tiempo de “pasar de la denuncia de lo ocurrido a su comprensión”.
El problema es que, al parecer, a la mayoría de la sociedad argentina no le interesa comprender; me da la impresión que quisiéramos seguir ajenos o enfrentándonos entre nosotros. La mayoría de la sociedad está ajena en el sentido de ignorar y de no importarle nuestro pasado. Se declara feriado al 24 de marzo y miles de argentinos se van a “vacacionar” en vez de utilizar esas 24 horas para informarnos y reflexionar sobre lo que nos pasó ¿serán los mismos que vitorearon al golpe de Estado? Algunos sí, pero no todos, la mayoría no sabe porque no le importa el pasado, una actitud muy postmodernista en la que sólo importa pasarla lo mejor posible hoy, mañana veremos. Voto con el bolsillo. O no voto, si el bolsillo está lleno ¡qué importa!
El proceso fue el demonio. El proceso fue patriótico.
Aún hoy se ven, con todos sus bríos, los arrebatos irracionales de acciones y expresiones de todo tipo de las dos posturas supuestamente contrapuestas que, en realidad, muestran la misma cara de la moneda: El fascismo interior de los argentinos.
Los subversivos mataban diciendo que era para cambiar, para terminar con la pobreza, la entrega y el sufrimiento de tantos argentinos. Los “procesitas” mataban diciendo que era para salvar a la patria del flagelo comunista. Hoy dicen que por ellos tenemos democracia.
¿Qué tenemos hoy? Una “democracia naciente” (eufemismo que esconde nuestros demonios internos) donde los problemas se acentuaron; aumentó la pobreza y la entrega de la patria y pasamos años de sufrimiento de muchos –la mayoría– de los argentinos. Varios gobiernos pasaron y en ellos encontramos gente que estuvo a favor del golpe de Estado y la represión y también gente que estuvo del lado de la subversión. ¿Entonces, en qué quedamos? Dos Argentinas supuestamente enfrentadas que sólo reflejan hipocresía e ignorancia. Dos Argentinas de las que no hubo un ganador. Dos Argentinas que todavía existen.
Lo que no se entiende
Me referiré a sólo dos actitudes de las tantas que podemos observar…
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Los “procesitas” dicen que salvaron a la patria de los comunistas y que gracias a ellos hoy tenemos la democracia. Que con los militares no había la inseguridad de hoy ni la pobreza que sufrimos y vemos en todos lados. La verdad es que nunca pudieron responder, si esto fue así, el por qué entregaron la economía a los dictados de Estados Unidos iniciando un período de desindustrialización y generalización de la pobreza y la marginación social de millones de argentinos.
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Del otro lado, una especie de revanchismo inútil que tampoco llega a revancha ya que no tenemos ni la verdad ni miles de torturadores detrás de las rejas. Los que también mataban en nombre de la liberación están libres y vociferando permanentemente por los derechos humanos ocultando sus propias ignominias en diversos actos de terrorismo y generación del caos social.
Estas “dos Argentinas” enfrentadas que no encuentran verdades evidentes para sustentar sus posiciones; salta a la vista el cinismo y la hipocresía de ambas. Y la ignorancia, porque alguien que dice defender la patria no sabe (u oculta porque no le conviene la verdad) lo que hicieron con nuestro aparato productivo. Y alguien que dice que mataba para defender los derechos humanos no sabe (u oculta porque no le conviene la verdad) que no puede exigir que se cumpla la ley si tampoco ellos lo hacen.
En aquellos días, el pueblo argentino no salió a la calle para realizar la revolución. En los años previos al golpe hubo varios sucesos de rebelión popular como el “Cordobazo" o el “Rosariazo” o el “Villazo”. Pero el pueblo argentino no salió en masa a la calle para pedir el cambio en el sistema vigente. Tampoco lo hizo cuando se produjo el golpe de Estado de 1976 para defender una democracia que presentaba problemas políticos casi insolubles y que no se alcanzaba a avizorar que eran provocados por aquellos que se beneficiarían por el creciente caos social: Estados Unidos y los “cipayos” locales.
¿Dos demonios?
Los “procesitas” miran para otro lado cuando se dan argumentos irrebatibles: El Estado nacional no puede, bajo ningún punto de vista, realizar acciones terroristas. Acciones que fueron realizadas por personas preparadas por servicios de inteligencia del exterior al igual que muchos terroristas tenían personas entrenadas en Cuba. Así, podríamos tener una visión bucólica de nuestro país atacado por los dos demonios del exterior (yanquis y marxistas).
Lo cierto es que ambos sí estuvieron actuando en nuestra sociedad, pero no fueron los únicos culpables. Podríamos escribir muchos libros al respecto, pero sintéticamente diremos lo siguiente: La teoría de los dos demonios no tiene sentido salvo el echarle las culpas de nuestras desventuras a otro (vicio muy común en nuestro país). Ambas expresiones sólo esconden el único demonio que tenemos los argentinos en nuestro interior: La mentalidad fascista de no aceptar al otro que es diferente. El fascismo, tanto de derecha como de izquierda, todavía existe en nuestras mentes y corazones y así nada se puede construir porque no se aceptan las argumentaciones que se puedan dar, por más evidente que sea, no son aceptadas (sucede todo el tiempo en el Congreso donde hay muchas horas de debate pero el voto ya viene cantado desde antes de iniciar la sesión que es, tristemente, sólo una parodia o sesión de obra teatral al estilo Migré).
Ambos grupos en disputa por el poder (y sólo por el poder mismo, no porque se tenga un proyecto de país para implementar) deben entender, primeramente, que sólo respetando la Ley podremos comenzar a construir una sociedad justa.
Es lamentable y hasta indignante escuchar a los “procesitas” cuando dicen que hace falta que vuelvan los militares para “poner orden” cuando ellos mismos fueron parte ineludible del fracaso de un proyecto nacional. Los crímenes de lesa humanidad no se pueden justificar bajo ningún punto de vista, pero no sólo los cometieron los militares, también muchos de los políticos y periodistas que hoy se llenan la boca con la defensa de los derechos humanos los hicieron porque apoyaron la represión ilegal o estaban con la subversión.
Un caso emblemático
Un caso emblemático es el del escritor Ernesto Sábato que a la salida de su almuerzo con el presidente Jorge Rafael Videla, junto a Jorge Luis Borges, expresó:
“El general Videla me dio una excelente impresión. Se trata de un hombre culto, modesto e inteligente. Me impresiono la amplitud de criterio y la cultura del presidente”.
En 1978, para la revista “GEO”, Sábato expresó:
"La inmensa mayoría de los argentinos rogaba casi por favor que las Fuerzas Armadas tomaran el poder. Todos nosotros deseábamos que se terminara ese vergonzoso gobierno de mafiosos (...) Desgraciadamente ocurrió que el desorden general, el crimen y el desastre económico eran tan grandes que los nuevos mandatarios no alcanzaban ya a superarlos con los medios de un estado de derecho. Porque entre tanto, los crímenes de la extrema izquierda eran respondidos con salvajes atentados de represalia de la extrema derecha. Los extremistas de izquierda habían llevado acabo los mas infames secuestros y los crímenes monstruosos más repugnantes (…) Sin duda alguna, en los últimos meses, muchas cosas han mejorado en nuestro país: las bandas terroristas han sido puestas en gran parte bajo control".
El arrepentimiento de Sábato por haber apoyado a Videla le valió ser nombrado Presidente de la CONADEP creada por Raúl Alfonsín en diciembre de 1983 con el fin de investigar la desaparición de personas durante el gobierno militar (a propósito, si fueron treinta mil los desaparecidos ¿por qué la CONADEP habla de sólo nueve mil?).
El caso de Ernesto Sábato puede servirnos para tomar conciencia acerca de otro demonio interior de los argentinos: El “exitismo”, destructor de todos los tiempos, símbolo de esa absurda actitud que tenemos de apoyar cualquier cosa que esté de moda o que refleje poder. Lo vemos no sólo en la política, también en los deportes y hasta en el desenfrenado consumismo que busca llenar espacios vacíos de nuestro interior.
Son esos espacios vacíos los que reflejan nuestra intemperancia, ignorancia y ausencia de proyectos en común que nos han valido el ser un ejemplo mundial e histórico de tener todo para ser y no llegar a ser nada más que tragicómicos.
Mientras tanto…
En medio de tanta hipocresía se encuentran miles de personas que sufrieron la persecución, la tortura, la desaparición de amigos y familiares. Gente que no encuentra respuestas y que quizá nunca las reciba. Quizá nunca podamos explicar la violencia irracional ejercida por el gobierno militar que fue iniciada años antes, con otros militares y también en períodos democráticos. El utilizar el poder del Estado para la rapiña mezquina en nombre de la patria es de un grado de locura mental que es tan inimaginable que se hace casi imposible reaccionar racionalmente. A lo mejor tampoco sea necesario. Pero que caminen por la calle los culpables de haber destruido las esperanzas de miles de personas (sean quienes sean) es un dato muy importante para poder entender y comprender cómo somos los argentinos.
¿Qué hacemos?
El dolor angustiante de haber perdido un pariente o vivir una vida indigna a muchos argentinos los ha carcomido interiormente. Hoy estamos frente a una campaña que denuncia las atrocidades cometidas por el gobierno militar, y está bien que así sea. Pero cuidado, también hay familias de víctimas de la subversión que buscan respuestas.
El gobierno declaró un feriado para que reflexionemos. La intención es muy buena. Pero hay problemas ya que tal reflexión sólo la hacen algunos, no todos; irse unos días a Mar del Plata es otro pasatismo que delata nuestra ignorancia. La pascua debería ser de recogimiento, pero muchos católicos la toman para la diversión.
En las escuelas…
En las escuelas los docentes realizamos clases alusivas y hasta actos para la reflexión. Pero un dato es muy significativo: Cada docente expuso o guió la reflexión de manera personal, como cada uno lo entendía ante alumnos que poco o nada saben del tema. ¿Cuántas versiones hubo en las escuelas argentinas? La respuesta se cae de madura y expresa la ausencia de una toma de conciencia en nuestra sociedad sobre lo que nos ha pasado. Es que todavía las heridas siguen abiertas y de nada sirve seguir la retórica del enfrentamiento entre ideas si no sacamos a la luz qué valores debemos defender. Sólo algunas ideas…
- No se puede atentar contra la vida de otras personas.
- La desaparición de personas es un crimen aberrante.
- La tortura de seres humanos es una acción contraria a los derechos de sea quién sea.
- La Constitución Nacional debe ser cumplida siempre (si no gusta, trabaje para promover una reforma).
- Respetar las diversas expresiones de pensamiento que deben darse a conocer con argumentos.
- El terrorismo de Estado es un crimen que debe ser castigado en cualquier circunstancia.
Finalizando
Lo que no se está viendo ni explicando como corresponde, lo que ocultan tanto el gobierno como los “procesitas”, es la decidida influencia que ejerció la Doctrina de Seguridad Nacional implementada por Estados Unidos durante la Guerra Fría contra la Unión Soviética. No se realiza una necesaria relación entre la destrucción del aparato productivo y la necesidad de tener callada y sojuzgada a la población para que no intente evitarla. Tampoco está siendo evidenciado por los medios de comunicación los cambios producidos en la mentalidad de los argentinos a raíz de lo sucedido durante el período 1955-1983 ni los producidos entre 1943 y 1955. Algunos podrán argüir que de seguir así llegaríamos hasta las invasiones inglesas. La respuesta es que sí porque tenemos que conocer la historia para poder comprendernos como sociedad atípica en este planeta. Los enfrentamientos entre bandos opuestos ha sido una constante argentina que sojuzgó a los miles de argentinos que no estaban dentro de ellos y que miran azorados cómo se nos va la vida en disputas y rencillas que profundizan los males.
Y nos queda una duda… ¿Habrán sido bandos opuestos o sólo uno que provocó el caos para realizar sus designios? Porque, recordemos, los dirigentes del grupo montoneros tienen denuncias hechas por ex militantes acerca de una supuesta entrega de listas al Almirante Massera. En síntesis, los argentinos ¿somos todos “perejiles”?
Nota final del autor: Debo decir que me ha costado muchísimo escribir esta nota. Son muchos los recuerdos y muy fuertes las ideas y pensamientos que se vienen uno tras otro golpeando convicciones laboriosamente construidas durante toda la vida. Como ser humano y docente no puedo consentir el no tener valores que la sociedad respete para poder vivir dignamente. Me rebelo, me indigno. Mi familia fue amenazada tanto por uno de los grupos subversivos como por el gobierno militar. No podía estudiar en la UBA cuando en 1977 terminé el secundario en el Colegio Nacional y mi padre tuvo que abandonar la carrera de Sociología. Me dolió el mundial de fútbol porque no hay gloria construida sobre la compra de partidos ni sobre el dolor de esos días. Me dio terror Galtieri y la locura de Malvinas, una locura que los que estuvimos en contra no podíamos expresar porque “nos mataban” por antipatriotas. Cuando estuvo Alfonsín, cualquier crítica a su gobierno era contestada por un “¡sos un golpista!”. Cualquier crítica contra Menem era ser un idiota “¡si estamos bárbaro con el 1 a 1, fijate qué genio, se comió a tal por cual, es un argentino en serio, juega al fútbol…!”. Es que el “exitismo” en nuestro país es como una ola que arrasa todo y si no te subís “sos un loco que debe ser defenestrado”.
Me sentí muy mal escribiendo esta nota. Porque me duele la injusticia y la falta de juicio crítico pero también porque no creo que en este país se pueda construir algo sobre la tumba del horror porque sencillamente no hay tumbas. Nuestra idiosincrasia está frenando todo entendimiento. Sólo veo fanatismos e irracionalidad. Gente que impondría sus ideas con una 45 si pudiera. Canales de televisión que no pasaron los desmanes realizados por militantes de una u otra posición frente al 24 de marzo en Capital Federal desde el mediodía del 23. Hoy tampoco están en los diarios. ¿Qué significa esto?
Para finalizar, pido disculpas a todos si algo aquí hiere convicciones justas. Nunca fue mi intención hacer sentir mal a alguien, sólo quise sacar de adentro pensamientos que me vienen una y otra vez. Expuse algunas argumentaciones que seguramente son perfectibles y rebatibles. Pero discutamos sobre argumentos racionales, no sobre los “exitismos” que nos carcomen cada día.
Direcciones útiles:
Libro “Nunca Más” (el prólogo es de Ernesto Sábato):
http://www.nuncamas.org/investig/articulo/nuncamas/nmas0001.htm
Nota de Clarín a Luis Alberto Romero:
http://www.clarin.com/diario/2006/03/16/opinion/o-02901.htm
“Este fin de semana”, Eva Giberti:
http://www.pagina12.com.ar/diario/contratapa/index-2006-03-22.html
“El fascismo aguarda”, Andrés Rivera:
http://www.clarin.com/suplementos/cultura/2006/03/18/u-01159591.htm