La hipocresía de EE.UU. es dantesca. Acaba de rechazar por segunda vez la visa a funcionarios de Bolivia.
En forma permanente se publican por la prensa (manejada por agencias de noticias estadounidenses) críticas demoledoras (fundadas o no, no es el caso) contra Cuba por no dejar entrar a determinadas personas como al argentino Hamilton. En este caso, las críticas fueron demoledoras, pero en cuanto al caso de las visas para entrar a EE.UU., la prensa -a veces- sólo publica un articulito chiquitito y sin valoración sobre la ética y los derechos humanos. El diario Clarín publicó hoy en http://www.clarin.com/diario/2006/04/22/elmundo/i-04001.htm la noticia al respecto.
Lo que me molesta es que hay gente que luego se despacha contra un país como Cuba (al que no es mi intención defender, sólo planteo la situación) con una perorata de acusaciones que bien podrían hacerse también al país gobernado por Bush.
Esta hipocresía se repite día a día. Fijémonos en la política de EE.UU. contra Irán en la actualidad; está haciendo lo mismo que contra Irak en 2002 y 2003 para justificar la invasión. Pero contra Corea del Norte no se metió más, porque ese país tiene la bomba atómica. Es decir, "se hacen popó en las patas" porque ya tienen la bomba atómica.
Pero esta hipocresía es ignominiosa cuando EE.UU. se erige en el defensor de la paz mundial siendo el primer fabricante de armas; se transforma en ignominiosa cuando se erige en policía del mundo con el tema de armas nucleares cuando es el único país de toda la historia de la humanidad que utilizó esta tecnología contra seres humanos.
Quizá los argentinos sigamos distraídos, pero cuidado, porque cuando se acaben los recursos naturales en otros lares, nos querrán sacar a nosotros nuestras riquezas en forma más abierta que en la actualidad. Hoy no nos estamos preparando para desarrollarnos y ser respetados y eso se pagará muy caro en un futuro no tan lejano.
Saludos.
Profesor
ResponderBorrarFederico Martín Maglio.-
Con el mayor respeto:
La lectura en su página web de algunas referencias a la proyectada ley de educación, a la situación de la administración de la educación en la provincia de Buenos Aires y otros interesantes artículos sobre los ítem que más preocupan a nuestra profesión me surgieron algunas reflexiones que desearía compartir.
No puedo hacerlo, nobleza obliga, sin antes destacar la loable tarea que ha emprendido usted desde ese sitio. No muchos están dispuestos en la actualidad a sacrificar parte de su tiempo a los demás -sin incluir links publicitarios o flagrantes sectarismos- y menos son los que se preocupan por discutir lógicas; lo más común es encontrar quienes buscan explicaciones dentro de la lógica propuesta (como cuestionarse si Irak tenía o no tenía armas de destrucción masiva). Por esas cosas solamente ya es valiosa su página, más allá de la calidad indiscutible de los artículos y programas incluidos.
Pero mi intención, declarada al inicio, es la de expresar algunos de mis pensamientos, y si usted ha sido amable de continuar leyendo, le diré que se refieren justamente a la necesidad de cambiar de perspectiva; no a continuar proponiendo reformas legislativas en la superficie mientras todo se viene abajo en las bases del sistema educativo.
Cambiar -en mi reflexión- no sólo se refiere al punto de vista, sino una cosa del tipo de abandonar directamente el sistema de perspectiva adoptado por los pintores renacentistas y pensar en el que usaron los tradicionales artistas chinos. Los primeros -como es sabido- tomaban un horizonte general, le colocaban un punto de observación, un punto de fuga y hacia ellos tiraban las líneas; los chinos tiraban sus líneas desde el observador hacia el cosmos; exactamente lo inverso.
Si el profesor Filmus resolviera pararse en un aula y tirara sus líneas desde allí comprendería que:
· Los inspectores están más preocupados por el sobre borrado vale en los papeles de Secretaría que por lo que sucede en el aula. No necesita el pesado trámite de una ley para solucionarlo, sino sugerir a las provincias simples resoluciones para creación de una inspección pedagógica específica. Así fue en un tiempo, en Nación.
· Los directivos dedican la mayor parte de su tiempo al mantenimiento del edificio y obtención de otros recursos materiales restándoselo al destinado a ver qué sucede en el aula. Que las dependencias ministeriales - por ejemplo Dirección de Arquitectura- cumplan con lo que tienen que cumplir no requiere tampoco andar visitando comisiones parlamentarias.
· Liberar al Director y Regente de Estudios de apabullantes cuestiones administrativas para que destinen todo su esfuerzo a lo que sucede en el aula, se lograría simplemente dando al Secretario una jerarquía equivalente, como sucede en la administración hospitalaria entre Director y Administrador. Tampoco requiere negociar con gremios y partidos políticos una nueva ley federal de educación.
· Concluir con el sistema de profesor taxi, que trasforma en parodia toda referencia a una comunidad educativa y ociosas -a más de odiosas- todas las reuniones de personal que se propongan, pide trabajo serio y no la sanción de normas legales de enorme desgaste político.
· La construcción de una catastro general de salud y estado social de los alumnos era ya necesaria antes de Carmen de Patagones y ahora es inexcusable. No requiere involucrarse en trabajosas negociaciones legislativas: basta destinar a las direcciones responsables los fondos suficientes. Cada niño debe ser visitado por un médico, un psicopedagogo y un asistente social una vez cada tres años, de parte de la administración escolar, dejando en la historia las certificaciones extra sistema.
· Que los intelectuales de las ciencias de la educación empleados por el Estado desarrollen los instrumentos de análisis que necesitamos imperiosamente para ayer, tampoco requiere otra cosa que la disposición de mandarlos a hacer investigación de campo. De lo contrario seguiremos obteniendo el consabido Piaget dixit y una visión provinciana del constructivismo que ya lo está transformando en un verdadero fundamentalismo con dioses, ritos liturgias y hasta herejías (Roguemos por que al rosarino Fontanarrosa no se le ocurra nunca hacer un análisis de sus producciones; sería desopilante para la ciudadanía y vergonzante para la profesión).
· Devolver la educación conscientemente a quienes ya son los únicos que la sostienen de hecho, es decir los docentes de aula, tampoco es cuestión del Poder Legislativo sino de inteligencia creativa y propuesta valiente del Ejecutivo.
Además. Si cosas de este tipo no se piensan hacer ¿Para qué queremos una nueva ley?
Alguno podrá observar, con razón, que se me están escapando una cantidad de detalles de carácter ideológico y hasta de nivel filosófico. Pero cuando uno está en el aula y ve la realidad imponerse día a día sobre cualquier otra consideración, comprende en qué medida son superficiales ciertas peregrinas pretensiones de profundidad y qué importante es comenzar a trabajar directamente con la arcilla en las manos.-
Julio, millones de gracias por sus ideas. Realmente me encantaron y las pasaré a mis contactos ya que son indispensables para tener una nueva ley de educación. Un grandísimo abrazo.
ResponderBorrarMartín Maglio escribió:
ResponderBorrar"...me encantaron y las pasaré a mis contactos ya que son indispensables PARA TENER UNA NUEVA LEY DE EDUCACIÓN..."
Perdón pero o Martín o yo no entendimos el comentario de Julio. Lo que yo entendí es que dice que es más importante, o sea que tendría más y mejores resultados, que tener una nueva ley de educación, hacer cambios simples y directos en la realidad áulica que en la letra de leyes teóricas.
Hola Luis: Sí, es así. Julio puso el dedo en la llaga, es decir, en la buRRocracia. Una ley puede dar sólo un marco de referencia, el marco legal, pero no puede afectar lo que sucede en...
ResponderBorrar1) Las aulas en la relación autoridades-docentes, docente-docente, docente-alumno y alumno-alumno.
2) Los valores que hay en nuestra sociedad. Si la educación no es tomada como una prioridad, significa que los valores son otros y esa es la escala que hay que cambiar.
3) Si las condiciones de organización (o estructura) económico-social y política no cambian, seguirán los problemas sociales vigentes y agravándose día tras día haciendo imposible cualquier esfuerzo desde la escuela. La escuela sola no puede resolver los problemas.
Es decir, una ley no me garantiza nada "per se". Puede ser la mejor ley de educación, pero si no están dadas las condiciones para que se cumpla, de nada sirve.
Este es un viejo tema: Una ley puede ser legal, pero ilegítima en su aplicación.
Un abrazo.