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Ubicación: República Argentina, Provincia de Buenos Aires, San Nicolás de los Arroyos.
12 de julio de 2016
Fiesta por el Bicentenario de la Independencia
Por fin. Hacía años que no teníamos un verdadero acto patrio. Esta vez lo hubo.
Para que tengamos en cuenta lo que hemos vivido y aprender de nuestra historia, me referiré a algunas cuestiones que llaman la atención.
Patrioterismo
El patrioterismo mentiroso del kirchnerismo se hizo presente en estos últimos días en hechos y declaraciones de políticos, seguidores fanáticos y redes sociales. Pero nada han dicho sobre que Cristina Fernández dolarizó sus ahorros o que en la ciudad de Buenos Aires tenga departamentos en Recoleta y Puerto Madero.
Hablan de defender la patria y acusan a todos los demás de cipayos. Pero el kirchnerismo entregó una gran extensión de tierra a los chinos en Neuquén además de la soberanía petrolera a la empresa Chevron y los minerales a la Barrick Gold que produjo desastres en San Juan. Ni hablar de la impresionante caída en infraestructura (transportes, hospitales, escuelas, caminos, puertos, etc.) que destruye cualquier noción de soberanía.
Militares en un acto patrio
Los kirchneristas se quejan que volvieron los militares a los actos patrios por la independencia sin tener en cuenta que somos independientes, justamente, por los militares que pelearon tantas batallas para conseguirla. No saben la diferencia entre Estado y Gobierno y tampoco la que existe entre instituciones y personas. No registran que pasaron muchos años y que la gente cambia, el tiempo histórico cambia, las intenciones y políticas de Estado cambian y no es lo mismo el militar que cometía aberraciones en 1976 que los que hoy están en ejercicio.
Los kirchneristas dicen que están en contra de los militares pero reivindican al General San Martín, reverencian al General Perón, a Rosas, al Comandante “Che” Guevara, los hermanos Castro (Comandantes), al Coronel Chávez…
Los kirchneristas se definen militantes, que es un concepto que proviene de militar.
Siempre lloran públicamente por el golpe de Estado de 1955 pero nada dicen que Perón participó en el de 1930, fue uno de los organizadores del de 1943 y apoyó los de 1962 y 1966.
Anti-imperialismo wifi
Los kirchneristas llaman imperialistas a los países a donde ellos mismos van a gastar el dinero argentino. Se hacen los malos por wifi utilizando aparatos tecnológicos diseñados, fabricados y vendidos por los países que critican cuando en el siglo XIX se iba a la guerra. Criticaron el que haya sido invitado al Rey de España a los actos del bicentenario de la independencia pero se olvidan que su amada Cristina también lo invitó tiempo atrás y lo llevó a visitar el Glaciar Perito Moreno. También criticaron el haber invitado a Estados Unidos y Gran Bretaña, países sin los cuales San Martín nunca habría podido llegar a Perú; es más, San Martín no habría vuelto a estas tierras si no fuera por los británicos.
Se nota que su ignorancia es mucha.
Alegría popular de verdad
Por fin un acto sin necesidad de llevar gente pagada en micros, colectivos y “traffics”. Es más, se gastó el 10 % de lo que el gobierno anterior había gastado en el bicentenario de la Revolución de Mayo ¡y hay que tener en cuenta que pasaron 6 años con inflación!; eso es cuidar el dinero de todos y no repartir dádivas y “favores” entre seguidores del partido. ¿Hace cuánto no teníamos un acto patrio con alumnos de las escuelas en guardapolvo blanco? Muchos años.
No hubo un acto político partidario atacando e insultando a la mitad del pueblo argentino tildándolo de gorila, cipayo, vendepatria, que los poderes concentrados, que las corporaciones, que tal diario, que los periodistas tal y cual… Era puro fascismo berreta aplaudido por gente que apoya a cualquiera que diga “viva Perón” mientras se les daba 500 pesos, un choripan y, según algunas versiones, hasta sustancias no permitidas legalmente.
Sí, un acto patrio como se debe hacer. Un acto solo con banderas argentinas y no como los anteriores donde estaba plagado de banderas partidarias, de organizaciones militantes y de sindicatos.
Veteranos de Malvinas
Un punto a destacar: Fue la primera vez que se convoca oficialmente a los veteranos de Malvinas para un festejo patrio. Quedó bien en claro quiénes son los anti-patria (a pesar de sus discursetes). Pero también atacaron porque entre ellos estuvo Aldo Rico. ¿Y, acaso no es un ex combatiente? Que no les guste su pensamiento no significa que no tuviese derecho a estar, sobre todo, porque según los testimonios de los soldados, fue uno de los oficiales que mejor los trataba. A ese personaje yo jamás lo voté ni tampoco me gusta su pensamiento ni lo que hizo en el gobierno de Alfonsín; el asunto pasaba por ver qué se podía criticar en este punto.
Concluyendo
En las redes sociales se pudo observar públicamente que los nostálgicos kirchneristas buscaban el pelo al huevo (ver qué criticar). Por ejemplo, en la forma de organizar el acto o en las palabras del presidente Mauricio Macri. Sobre este último recayó la crítica de un amigo que me dijo que le erró al decir el presidente que a los próceres de ayer sufrieron angustia. Tuve que darle hasta la definición del diccionario. Pero no bastó, lo "twitteó". Así son, buscan cualquier cosa, inventan porque no hay manera de que puedan hacer una crítica seria sobre planes y políticas aplicadas (y críticas hay muchas por hacer, pero no se dan cuenta). ¿No se dan cuenta o no saben? Y nada dijo de los actos en Santa Cruz donde pusieron en carteles y pasacalles que la independencia fue lograda el 9 de julio de 1810. No hay nada que hacer... Jorge Luis Borges lo tenía bien claro cuando dijo que "los peronistas son incorregibles".
La llamada "grieta" está vigente. Se puede ver también en esta entrada. Sí. Porque la "grieta" se podría ir cerrando de a poco si nos vamos poniendo de acuerdo en qué queremos como país, consensuando políticas de Estado y planteando discusiones sobre aspectos reales. Pero a ellos no les importa ya que el peronismo siempre busca tener el poder y cuando lo pierde ataca despiadadamente. Inventa y chicanea todo el tiempo. La "grieta" no es política, es moral.
9 de julio de 2016
Bicentenario de la Independencia Argentina
El 9 de julio de 2016 se cumplen 200 años de la Declaración de la Independencia de las Provincias Unidas en Sud América (pulsar aquí para ver el acta).
Considero oportuna esta fecha para pensar en qué hemos hecho con los ideales de miles de personas que pelearon y dieron sus vidas para lograr la independencia. Mucho se ha escrito y dicho al respecto (libros científicos, libros de opinión, ensayos, notas periodísticas, etc.). Todo es bienvenido, todo sirve.
No obstante, me detendré en dos cuestiones. La primera, una pregunta. La segunda, un llamado de atención a todos los que quieran aprender historia.
Primera, la pregunta: ¿Por qué se tardaron 6 años en declarar la independencia desde que el 25 de mayo de 1810 se obtuvo la autonomía gubernamental?
A ver... En aquella Revolución de Mayo de 1810 (o movimiento, o golpe de Estado, o sublevación o como quieran llamarla) se logró tener un gobierno propio sacando a los españoles de la toma de decisiones (en realidad, no tanto porque en la Junta de Gobierno había 2 españoles, Domingo Matheu y Juan Larrea, y se juró lealtad al Rey Fernando VII que estaba preso en dominios de Napoleón Bonaparte).
Unos podrán plantear los numerosos problemas políticos existentes con los europeos, no solo España, sino ver qué posición tomaban Gran Bretaña y Francia. Pero los hechos parecen ser rebuscados tratando de justificar estas cuestiones cuando podemos ver que Ecuador declaró la independencia el 10 de agosto de 1809 y Paraguay lo hizo el 15 de mayo de 1811.
Considero que las personas y sus pueblos tienen lo que construyeron, fruto de sus acciones e inacciones que van delineando esa entelequia que todos conocemos como "ser nacional", es decir, cómo es -en general- tal pueblo.
Entre los dirigentes políticos y militares había diversas tomas de posición...
Es decir, los argentinos teniendo dudas, cuestionamientos y enfrentamientos entre sí desde el inicio de la llamada patria.
Hasta que las ideas se aclararan o se impusiera políticamente uno de los grupos no fue posible declarar la independencia.
Segunda, un llamado de atención a los que quieran aprender historia
Como expresé más arriba, todo es bienvenido. Pero cuidado, porque algunos trabajos pecan de no ser verdaderamente históricos y nada tienen de científicos. Tales trabajos pecan de "inexactitudes" respecto de los hechos que realmente ocurrieron. Es así que algunas personas deliberadamente obvian hechos y documentos para desarrollar sus propias ideas y apreciaciones sin mayores problemas (como ser, la falta de rigor, el no mostrar cuestiones que se oponen a sus propias ideas que quieren difundir y hasta imponer).
Si realmente se quiere saber de Historia hay que abordarla científicamente y eso significa dos cuestiones básicas...
¿Eso es importante? Sí, y mucho. Porque si presentamos a la Historia como un pasado de "buenos y malos" los argentinos seguiremos pensando de la misma forma al presente. Esto conlleva a tomar una posición específica y contraria a otra y así nos estancamos en discusiones bizantinas que ningún problema resuelven. Hace imposible la construcción de consensos y políticas de Estado que perduren en el tiempo.
Concluyendo:
200 años de historia de un Estado es mucho tiempo y mirando al pasado puede asustarnos el futuro. ¿Por qué? Sencillo... En estos 200 años de nuestra existencia como país independiente hemos hecho muchas cosas muy pero muy mal. No fuimos capaces de entender siquiera los ideales del para qué la independencia de un pueblo. No hemos podido construir un Estado verdaderamente republicano y se defenestran situaciones, procesos y personajes midiendo y valorando al pasado con estructuras de pensamiento actuales. Esto significa que no entendemos el "tiempo histórico" (situarnos en la época para entenderla). Mentiras, falsificaciones, pereza para la lectura y el estudio, prohibir el acceso a documentación, enfrentamientos fraticidas, corrupción estructural, populismos demagógicos, golpes de Estado, etc. son flagelos que es necesario superar. Para mirar al futuro construyendo consensos y políticas de Estado tendientes al desarrollo es necesario cambiar la mentalidad...
¿Es tan difícil? Para muchos argentinos parece que así lo es. Quizá las nuevas generaciones sorprendan con un real cambio revolucionario.
Considero oportuna esta fecha para pensar en qué hemos hecho con los ideales de miles de personas que pelearon y dieron sus vidas para lograr la independencia. Mucho se ha escrito y dicho al respecto (libros científicos, libros de opinión, ensayos, notas periodísticas, etc.). Todo es bienvenido, todo sirve.
No obstante, me detendré en dos cuestiones. La primera, una pregunta. La segunda, un llamado de atención a todos los que quieran aprender historia.
Primera, la pregunta: ¿Por qué se tardaron 6 años en declarar la independencia desde que el 25 de mayo de 1810 se obtuvo la autonomía gubernamental?
A ver... En aquella Revolución de Mayo de 1810 (o movimiento, o golpe de Estado, o sublevación o como quieran llamarla) se logró tener un gobierno propio sacando a los españoles de la toma de decisiones (en realidad, no tanto porque en la Junta de Gobierno había 2 españoles, Domingo Matheu y Juan Larrea, y se juró lealtad al Rey Fernando VII que estaba preso en dominios de Napoleón Bonaparte).
Unos podrán plantear los numerosos problemas políticos existentes con los europeos, no solo España, sino ver qué posición tomaban Gran Bretaña y Francia. Pero los hechos parecen ser rebuscados tratando de justificar estas cuestiones cuando podemos ver que Ecuador declaró la independencia el 10 de agosto de 1809 y Paraguay lo hizo el 15 de mayo de 1811.
Considero que las personas y sus pueblos tienen lo que construyeron, fruto de sus acciones e inacciones que van delineando esa entelequia que todos conocemos como "ser nacional", es decir, cómo es -en general- tal pueblo.
Entre los dirigentes políticos y militares había diversas tomas de posición...
- Declarar la independencia.
- Seguir dependiendo de España.
- Pasar a depender de Francia.
- Pasar a depender de Gran Bretaña.
- Nombrar a Carlota Joaquina como reina (hermana de Fernando VII que estaba en el actual Brasil con la corte de Portugal por ser la esposa del Rey Juan VI).
Es decir, los argentinos teniendo dudas, cuestionamientos y enfrentamientos entre sí desde el inicio de la llamada patria.
Hasta que las ideas se aclararan o se impusiera políticamente uno de los grupos no fue posible declarar la independencia.
Segunda, un llamado de atención a los que quieran aprender historia
Como expresé más arriba, todo es bienvenido. Pero cuidado, porque algunos trabajos pecan de no ser verdaderamente históricos y nada tienen de científicos. Tales trabajos pecan de "inexactitudes" respecto de los hechos que realmente ocurrieron. Es así que algunas personas deliberadamente obvian hechos y documentos para desarrollar sus propias ideas y apreciaciones sin mayores problemas (como ser, la falta de rigor, el no mostrar cuestiones que se oponen a sus propias ideas que quieren difundir y hasta imponer).
Si realmente se quiere saber de Historia hay que abordarla científicamente y eso significa dos cuestiones básicas...
- No dejar de lado hechos y documentos.
- Tener bien en claro la epistemología y los paradigmas científicos propios de la Ciencia Historia. Así, será más sencillo acceder a fuentes y autores confiables y evitar caer en "inexactitudes" o interpretaciones antojadizas. Hay muchísima gente que accede a trabajos de diferentes personas que se presentan como historiadores pero que no respectan ni la epistemología ni los ejes paradigmáticos y que pertenecen a escuelas historiográficas perimidas en el tiempo. Un ejemplo claro de ello es Felipe Pigna, que es un buen difusor, entretenido y hasta simpático que presenta a la Historia como cuento o novela, pero de Historia, científicamente hablando, poco. Otro caso es el de José María Rosa que presenta solo la documentación que apoya sus ideales y mucha de la misma cortada (casi nunca presenta documentos completos, solo transcribe las partes que le convienen a su posición). Se debe tener en cuenta que el revisionismo como corriente histórica data de 1930 y ya está perimida epistemológicamente hace más de 50 años.
¿Eso es importante? Sí, y mucho. Porque si presentamos a la Historia como un pasado de "buenos y malos" los argentinos seguiremos pensando de la misma forma al presente. Esto conlleva a tomar una posición específica y contraria a otra y así nos estancamos en discusiones bizantinas que ningún problema resuelven. Hace imposible la construcción de consensos y políticas de Estado que perduren en el tiempo.
Concluyendo:
200 años de historia de un Estado es mucho tiempo y mirando al pasado puede asustarnos el futuro. ¿Por qué? Sencillo... En estos 200 años de nuestra existencia como país independiente hemos hecho muchas cosas muy pero muy mal. No fuimos capaces de entender siquiera los ideales del para qué la independencia de un pueblo. No hemos podido construir un Estado verdaderamente republicano y se defenestran situaciones, procesos y personajes midiendo y valorando al pasado con estructuras de pensamiento actuales. Esto significa que no entendemos el "tiempo histórico" (situarnos en la época para entenderla). Mentiras, falsificaciones, pereza para la lectura y el estudio, prohibir el acceso a documentación, enfrentamientos fraticidas, corrupción estructural, populismos demagógicos, golpes de Estado, etc. son flagelos que es necesario superar. Para mirar al futuro construyendo consensos y políticas de Estado tendientes al desarrollo es necesario cambiar la mentalidad...
- Estudiar científicamente historia, economía, ciencia política, etc.
- Tomar hechos y documentos tal cual son y no tergiversarlos.
- Dejar de lado discursos de barricada.
- Construir en vez de destruir.
¿Es tan difícil? Para muchos argentinos parece que así lo es. Quizá las nuevas generaciones sorprendan con un real cambio revolucionario.
15 de junio de 2016
Las amistades desaparecidas
Me permito compartir este trabajo, "Las amistades desaparecidas", de Javier Marías; me parece un texto imperdible...
La otra noche me forcé a llamar a una vieja amiga (lo es desde hace cuarenta y tantos años), para por lo menos hablar con ella, ya que en los últimos tiempos nos vemos poco. Poco, pero todavía nos vamos viendo, lo cual ya es mucho, pensé, en comparación con lo que me sucede con decenas de amistades, o les sucede a ellas conmigo. Me temo que nos ocurre a todos, y en algunos momentos produce vértigo acordarse de las personas dejadas por el camino, o –insisto– que nos han dejado a nosotros orillados, colgados o en la cuneta. A veces uno sabe por qué. Las peleas, las decepciones, las ingratitudes, son algo de lo que nadie se libra a lo largo de una vida de cierta duración, pongamos de cuatro décadas o más. Casi nada hiere tanto como sentirse traicionado por un amigo, y entonces la amistad suele verse sustituida por abierta enemistad. Uno puede no ir contra él, no atacarlo, no buscar perjudicarlo en atención al antiguo afecto, por una especie de lealtad hacia el pasado común, hacia lo que hubo y ya no hay. Lo que es casi imposible es que no lo borre de su existencia. Uno cancela todo contacto, pasa a hacer caso omiso de él, lo evita, y cabe que, si se lo cruza por la calle, mire hacia otro lado, finja no verlo y ni siquiera lo salude con el saludo más perezoso, un gesto de la cabeza.
Uno sabe a veces por qué. Curiosamente, las cuestiones políticas son, en España, frecuente motivo de ruptura o alejamiento. Si dos amigos divergen en exceso en sus posturas, es fácil que acaben reñidos sin que se haya dado entre ellos nada personal. Cabe la posibilidad de no sacar esos temas, pero es una alternativa siempre forzada: en el intercambio de impresiones se crea un hueco incómodo y que tiende a ocupar cada vez más espacio, hasta que lo ocupa todo y no hay forma de rodearlo, ni de disimular. Se charla un poco de fútbol, de la familia, del trabajo, pero la conversación se hace embarazosa, ortopédica, sobre ella planea el independentismo vehemente que uno de los dos ha abrazado, o su entrega a la secta llamada Podemos, o su conversión al PP, por ejemplo. Cosas que el otro no puede entender ni soportar. Hay ocasiones más sorprendentes en las que uno también sabe por qué: porque presenció una mala época del amigo, que éste ya dejó atrás; porque le prestó o dio dinero, o lo vio en momentos de extrema debilidad. Hay quienes, lejos de tenerle agradecimiento, no perdonan a otro el haberse portado bien, o el haberles sacado las castañas del fuego. Cuando echamos una mano, del tipo que sea, en realidad nunca sabemos si estamos creándonos un amigo o un enemigo para el resto de la vida, y eso es particularmente arriesgado hoy en día, cuando hay tanta gente necesitada de manos para sobrevivir. Por propia experiencia, cada vez que echo una, me pregunto si recibiré gratitud por ella o una inquina invencible e irracional, un desmedido rencor. Supongo que el mero hecho de pedir ayuda –más aún de recibirla– representa para algunos individuos una humillación intolerable que harán pagar precisamente al que se la presta. Al que estuvo en condición de ofrecérsela y por lo tanto en una posición de superioridad. Aunque éste no la subraye en modo alguno, aunque dé todas las facilidades y reste importancia a su generosidad, hay personas que nunca perdonarán al testigo de su penuria, de su desmoronamiento o de su decadencia temporal. De su fragilidad.
Otras veces alguien se aparta porque al otro le va demasiado bien y es un recordatorio de lo que no tenemos. O porque le va demasiado mal y es un recordatorio de lo que a cualquiera nos puede aguardar. En España hay que andarse con pies de plomo a la hora de mostrar los logros y los fracasos, la alegría y la desdicha. Un exceso de lo uno o lo otro es siempre un peligro, se corre el riesgo de quedarse solo y abandonado. Creo que era Mihura quien decía que un escritor afortunado debía hacer correr el bulo de que estaba gravemente enfermo, para permitir que se lo mirase con piedad y rebajar el resentimiento por sus éxitos: “Ya, pero se va a morir”, es un consuelo que atempera la envidia.
Pero demasiadas veces no sabemos por qué se desvanece una amistad. Por qué las cenas semanales, o incluso la llamada diaria, se han quedado en nada, quiero decir en ninguna cena ni una sola llamada. Sí, aparecen nuevos amigos que desplazan a los antiguos; sí, nos cansamos o nos desinteresamos por alguien o ese alguien por nosotros; sí, un ser querido se torna iracundo, o lánguido y perpetuamente quejoso, o exige invariablemente sin aportar nunca nada, o sólo habla de sus obsesiones sin el menor interés por el otro. De pronto nos da pereza verlo, nada más. No ha habido riña ni roce, ofensa ni decepción. Poco a poco desaparece de nuestra cotidianidad, o él nos hace desaparecer de la suya. Y falta de tiempo, claro está, el aplazamiento infinito. Esos son los casos más misteriosos de todos. Quizá los que menos duelen, pero también los que de repente, una noche nostálgica, nos causan mayor incomprensión y mayor perplejidad.
JAVIER MARÍAS
El País Semanal, 29 de mayo de 2016
- Pulsar para leer el texto original
- Pulsar para escuchar el trabajo en la voz de Jorge Fernández Díaz
‘Las amistades desaparecidas’
La otra noche me forcé a llamar a una vieja amiga (lo es desde hace cuarenta y tantos años), para por lo menos hablar con ella, ya que en los últimos tiempos nos vemos poco. Poco, pero todavía nos vamos viendo, lo cual ya es mucho, pensé, en comparación con lo que me sucede con decenas de amistades, o les sucede a ellas conmigo. Me temo que nos ocurre a todos, y en algunos momentos produce vértigo acordarse de las personas dejadas por el camino, o –insisto– que nos han dejado a nosotros orillados, colgados o en la cuneta. A veces uno sabe por qué. Las peleas, las decepciones, las ingratitudes, son algo de lo que nadie se libra a lo largo de una vida de cierta duración, pongamos de cuatro décadas o más. Casi nada hiere tanto como sentirse traicionado por un amigo, y entonces la amistad suele verse sustituida por abierta enemistad. Uno puede no ir contra él, no atacarlo, no buscar perjudicarlo en atención al antiguo afecto, por una especie de lealtad hacia el pasado común, hacia lo que hubo y ya no hay. Lo que es casi imposible es que no lo borre de su existencia. Uno cancela todo contacto, pasa a hacer caso omiso de él, lo evita, y cabe que, si se lo cruza por la calle, mire hacia otro lado, finja no verlo y ni siquiera lo salude con el saludo más perezoso, un gesto de la cabeza.
Uno sabe a veces por qué. Curiosamente, las cuestiones políticas son, en España, frecuente motivo de ruptura o alejamiento. Si dos amigos divergen en exceso en sus posturas, es fácil que acaben reñidos sin que se haya dado entre ellos nada personal. Cabe la posibilidad de no sacar esos temas, pero es una alternativa siempre forzada: en el intercambio de impresiones se crea un hueco incómodo y que tiende a ocupar cada vez más espacio, hasta que lo ocupa todo y no hay forma de rodearlo, ni de disimular. Se charla un poco de fútbol, de la familia, del trabajo, pero la conversación se hace embarazosa, ortopédica, sobre ella planea el independentismo vehemente que uno de los dos ha abrazado, o su entrega a la secta llamada Podemos, o su conversión al PP, por ejemplo. Cosas que el otro no puede entender ni soportar. Hay ocasiones más sorprendentes en las que uno también sabe por qué: porque presenció una mala época del amigo, que éste ya dejó atrás; porque le prestó o dio dinero, o lo vio en momentos de extrema debilidad. Hay quienes, lejos de tenerle agradecimiento, no perdonan a otro el haberse portado bien, o el haberles sacado las castañas del fuego. Cuando echamos una mano, del tipo que sea, en realidad nunca sabemos si estamos creándonos un amigo o un enemigo para el resto de la vida, y eso es particularmente arriesgado hoy en día, cuando hay tanta gente necesitada de manos para sobrevivir. Por propia experiencia, cada vez que echo una, me pregunto si recibiré gratitud por ella o una inquina invencible e irracional, un desmedido rencor. Supongo que el mero hecho de pedir ayuda –más aún de recibirla– representa para algunos individuos una humillación intolerable que harán pagar precisamente al que se la presta. Al que estuvo en condición de ofrecérsela y por lo tanto en una posición de superioridad. Aunque éste no la subraye en modo alguno, aunque dé todas las facilidades y reste importancia a su generosidad, hay personas que nunca perdonarán al testigo de su penuria, de su desmoronamiento o de su decadencia temporal. De su fragilidad.
Otras veces alguien se aparta porque al otro le va demasiado bien y es un recordatorio de lo que no tenemos. O porque le va demasiado mal y es un recordatorio de lo que a cualquiera nos puede aguardar. En España hay que andarse con pies de plomo a la hora de mostrar los logros y los fracasos, la alegría y la desdicha. Un exceso de lo uno o lo otro es siempre un peligro, se corre el riesgo de quedarse solo y abandonado. Creo que era Mihura quien decía que un escritor afortunado debía hacer correr el bulo de que estaba gravemente enfermo, para permitir que se lo mirase con piedad y rebajar el resentimiento por sus éxitos: “Ya, pero se va a morir”, es un consuelo que atempera la envidia.
Pero demasiadas veces no sabemos por qué se desvanece una amistad. Por qué las cenas semanales, o incluso la llamada diaria, se han quedado en nada, quiero decir en ninguna cena ni una sola llamada. Sí, aparecen nuevos amigos que desplazan a los antiguos; sí, nos cansamos o nos desinteresamos por alguien o ese alguien por nosotros; sí, un ser querido se torna iracundo, o lánguido y perpetuamente quejoso, o exige invariablemente sin aportar nunca nada, o sólo habla de sus obsesiones sin el menor interés por el otro. De pronto nos da pereza verlo, nada más. No ha habido riña ni roce, ofensa ni decepción. Poco a poco desaparece de nuestra cotidianidad, o él nos hace desaparecer de la suya. Y falta de tiempo, claro está, el aplazamiento infinito. Esos son los casos más misteriosos de todos. Quizá los que menos duelen, pero también los que de repente, una noche nostálgica, nos causan mayor incomprensión y mayor perplejidad.
JAVIER MARÍAS
El País Semanal, 29 de mayo de 2016
29 de mayo de 2016
Echaron a un profesor del plan FinEs por querer tomar examen
Nota del Diario Infobae, 29 de mayo de 2016 Por: Claudia Peiró cpeiro@infobae.com
"La idea es que aprueben todos; cuanto menos contenido se les da, mejor", dice Bernardo Gorosito, docente en el CIC de Dock Sud, Avellaneda, de donde fue expulsado
El plan representa de por sí un drástico aligeramiento en términos de contenidos y carga horaria respecto a la educación formal; pero además, como lo denuncian reiteradamente los propios docentes que lo ejercen, su implementación es absolutamente irregular: los cursos se dictan en "sedes", locales que pueden ir desde una unidad básica hasta un bar, pasando por clubes, centros culturales o casas particulares; sitios donde el control lo ejercen "referentes", eufemismo que con frecuencia oculta a un puntero. Y es que el plan FinEs está extremadamente partidizado; opera como un mecanismo más de clientelismo.
Los casos de agresiones y aprietes a profesores –para que aprueben a todos los alumnos, no pasen faltas o incluso para que bajen línea política- son frecuentes. En esta entrevista, Bernardo Gorosito, profesor de "Comunicación y Medios" y de "Lengua y Literatura" en el plan FinEs de Avellaneda, cuenta las condiciones en las que trabajan y el modo en que lo expulsaron de una de las sedes.
— ¿Qué pasó en la sede del FinEs en la que usted trabajaba? Aclaremos que se trata de un secundario para adultos algo sui generis...
— Es un secundario que más que para adultos es para jóvenes que a partir de los 18 años pueden terminar la escuela secundaria. FinEs es Finalización de Estudios. La idea en su principio era que la gente pudiese terminar la escuela secundaria. La particularidad que tiene FinEs es que por ejemplo personas que pasaron por el último año de polimodal podían pasar directamente al 3er año.
— Al último.
— Al último año, con lo cual en un año terminaban el secundario. Tienen 10 materias por año. Para cada materia son 16 clases de 2 horas...
— En 16 clases dan toda una materia.
— Sí, se puede ampliar en algunos casos a dos clases más. El concepto es que son dos clases de recuperación para que los alumnos que no pudieron en las 16 clases completar o alcanzar el promedio de 7 pudiesen aprobar. La idea es que aprueben.
— La idea es que aprueben todos.
— Exacto. Cuanto menos contenidos se les pueda dar, mejor. Porque en un principio ellos no están acostumbrados a recibir contenido, porque en sus inicios, al ser un plan de gobierno, tenía intención de entregar títulos. Cuatro o cinco años después, se sigue con esta idea. Yo suelo tener muchos inconvenientes en ese aspecto porque doy contenido, me ajusto a la reglamentación. Los alumnos no pueden alcanzar ese contenido porque no tienen las competencias para hacerlo. O sea, no pueden por ejemplo definir cuál es el tema principal en un texto de 10 líneas. Un título de una noticia en un diario te lo pueden entender, pero no la bajada. Otros, por ejemplo, no escriben el nombre de la calle en la que viven de la forma correcta. Una alumna que vivía en la calle Manuel Estévez, escribió Manuel Estebes, con be larga y ese cuando es con ve corta y zeta. Ni siquiera pudo dar cuenta del nombre de la calle en la que vive...
— Que lo habrá visto escrito en algún lado.
— Sí, hasta en su documento. O sea, es una cuestión grave. Con lo cual, cuando aparece un profesor que viene con contenido y desaprueba, es perseguido.
— Hay una presión sobre el docente para que no enseñe. Y que tampoco evalúe.
— Bueno, el tema de la evaluación es un tema tremendo, porque no quieren ser evaluados. Esta semana, sin ir más lejos, me retiraron de tres comisiones porque los alumnos se quejaron. Ellos dicen "el profesor nos maltrata". O: "Nos descalifica por estar dentro del plan FinEs". Es un modo de presión que se arma con determinadas inspectoras y con gente de Desarrollo Social. Desarrollo Social tiene una presencia fuerte en Avellaneda porque es un distrito kirchnerista.
— Claro, porque es un plan en el que tiene más injerencia Desarrollo Social que las autoridades educativas.
— Exactamente.
— Es decir que se maneja como un plan social más.
— Sí, de hecho mi caso surge porque yo iba a tomar examen y los alumnos consideraban que no iban a aprobar conmigo por el tipo de contenido que yo les estaba dando. Me llamaron de esta sede, FinEs funciona en sedes, no en escuelas, y me dijeron "No venga". Pregunté por qué, y la respuesta fue: "el director del lugar no quiere que usted esté acá".
— ¿Qué era esa sede? Porque las sedes FinEs pueden ser unidades básicas, centros culturales, clubes, cualquier lugar.
— Cualquier lugar.
— ¿Esta sede en particular dónde está?
— Esta sede está en Dock Sud. Es un lugar sumamente político, lo llaman CIC, Centro de Integración Comunitaria. Yo fui de todos modos a la sede y ellos me hicieron un acta. La chica que hizo el acta fue alumna mía, aunque conmigo no aprobó; de hecho la tuve que ayudar a redactar el acta. Hablé con la inspectora. Pero en estos casos el ojo está puesto en el docente. "¿Usted implementó las estrategias pedagógicas necesarias?" Y sí, frente a estos casos de alumnos a los que les cuesta poder rescatar un tema principal en 10 líneas, el docente con experiencia sabe que va a ser más complicado, con lo cual va ajustando sus formas. "¿Pero, está seguro?", preguntan. "Y, sí".
— Ahora, todo tiene un límite también. Se puede adecuar el nivel, pero hasta un punto porque finalmente es gente que aspira a un título secundario.
— Sí, los alumnos van a buscar un título. Van a buscar un papel. No les interesa aprender en la gran mayoría de los casos, no digo en todos, de hecho hay casos de gente que va realmente a aprender. Y aprenden. En esas 16 clases, leen las propuestas que uno les das y empiezan a ver avances y dicen: "Profesor, yo hace 2 meses no podía leer así. En cambio hoy sí puedo".
— ¿Qué pasó finalmente en el CIC?
— Al CIC de Dock Sud, yo iba tres días a la semana, lunes, martes y miércoles; lo que conté primero pasó el lunes, el martes vuelvo y viene la inspectora. De hecho yo llegué antes que ella, entro al lugar y la referente me dice: "Te dijimos que no tenías que estar acá, que el director dijo que no tenías que dar clases".
— Aclaremos que la "referente" no es una autoridad educativa.
— No.
— Es una especie de puntera.
— Sí, sí, funcionan así, funcionan como punteros políticos. Y reclutan gente, de hecho...
— Reclutan gente a través de un plan educativo.
— Van a bajar línea. El profesor no puede decir nada, ellos en cambio sí. Te pueden poner carteles del kirchnerismo por todas partes, repartir volantes, incluso dentro del aula; de hecho, hace unas semanas, cuando la ex Presidenta tuvo que ir a Comodoro Py, bajaron la llave de la luz y a los tres profesores que estábamos dando clases en el lugar nos dijeron: "Profesor, tenemos que irnos porque se cortó la luz". Y al costado de la sede estaban los camiones esperando para subir y llevar a la gente a Comodoro Py para hacer la vigilia.
— Volvamos al CIC.
— El martes, después de decirme que yo no era aceptado en el lugar, la referente me agarra del brazo y me acompaña a la puerta: "Si querés la seguimos, ¿eh?"
— ¿Dijo eso?
— Me dijo eso. Eso es una amenaza. Cuando se lo comento a la inspectora, ésta me dice: "Es una interpretación suya". "No, es una amenaza", le digo. Y su comentario fue: "Bueno, profesor, si usted quiere lo agregamos al acta". Esas son prácticas... Yo tenía un "antecedente" porque no quise aceptar a una alumna que entró en la clase número 5, o sea, que ya había, para decirlo de una manera coloquial, gastado sus faltas. Pero ellos me dicen: "No, el alumno tiene derecho a estudiar". "Pero si la normativa dice que ya quedó libre", repliqué yo. "Es su derecho", repiten.
— O sea, la normativa del FinEs dice que por materia pueden tener 4 faltas, ¿no? Cuatro faltas sobre dieciséis clases.
— Así es.
— Pero en la práctica no se cumple.
— No.
— Tiene derecho a estar y punto.
— Ellos no dan cuenta de que hay derechos y obligaciones, y que por más que haya un derecho también hay límites. Ellos pasan por arriba de esa normativa, pero a cuando a ellos les conviene la normativa sí existe, si no, no.
— En concreto, ¿cuál es ahora su situación?, ¿una especie de suspensión?
— En estas tres comisiones sí. En el resto de mis comisiones yo sigo trabajando normalmente.
— Pero no en la misma sede...
— No, porque no puedo entrar al lugar. En las otras sedes sí. Que como decía, son clubes, son bares... de hecho hay una sede que funciona en un bar.
— En casas particulares también.
— En casas particulares. En las sedes te puede pasar cualquier cosa. Como a Andrés Trigo, que le pegaron, le puede pasar a cualquier otro profesor si el alumno no está de acuerdo con la forma en la que se lo va a calificar. O sea, eso siempre va a depender de la mirada y de la percepción del alumno.
— Recordemos que se trata de adultos.
— Sí, y no es el adulto que quizás asume que va a ir a estudiar, es un adulto que va a buscar una acreditación.
— Los alumnos del plan FinEs reciben además un subsidio por lo general...
— Muchos reciben el plan Progresar. Otros están en un programa que se llama Argentina Trabaja que por ley los obliga a tener el secundario. De modo que hay cierta relación.
— Estos títulos otorgados de esta forma tan sui generis son equivalentes al de cualquier otro colegio secundario.
— Exactamente. Un alumno del Colegio Nacional Buenos Aires va a tener exactamente el mismo título que uno que hace el FinEs.
— Que estudia la mitad del tiempo.
— Sí, y somos generosos diciendo la mitad del tiempo.
— Es una injusticia.
— Es una injusticia, absolutamente. Pero, en el plan FinEs, todos son, y somos, partícipes. El programa no es malo en sí, está mal implementado. Hay profesores que, por ejemplo, dan Biología, Lengua, Comunicación y Medios, Filosofía, Inglés, todo junto, todo la misma persona. ¿Toda esta variedad de materias la puede dar una sola persona? Y hay profesores que dicen: "la materia es hablada", por lo cual no hay marco teórico. Dar la materia no es "me leo un libro, un par de apuntes y ya está". Para dar una materia hay que estar preparado.
— ¿Quién tiene la última palabra en su caso?
—La jefa distrital, que es nueva, apareció con el nuevo gobierno, pero en la práctica hasta ahora no ha cambiado mucho.
— El FinEs sigue funcionando igual.
— Está como maquillado, está "como sí"... Pero en la práctica las sedes siguen siendo las mismas, deplorables, a veces se trabaja con un solo tubo de luz. Hay sedes en las que el pizarrón está apoyado en una silla y cuando escribís se viene el pizarrón encima y hay que dejar de usarlo. Y eso afecta también a los alumnos. Se deben preguntar: ¿en estas condiciones tengo que venir? Es degradante, es degradante para las dos partes. Si uno critica esto, la respuesta es: "Pero usted tiene otra posibilidad, si no le gusta esto, se puede ir". Esa es una respuesta muy común, incluso entre los mismos profesores, que muchas veces son militantes. Y estos militantes, si uno tiene otro perfil, empiezan a generar rumores, hablan con los alumnos, uno va a una clase y una semana está todo bien y otro día los alumnos están con los cuchillos así, porque un profesor en la clase anterior los agitó en contra de uno. Entonces se te van cerrando las posibilidades y vas saliendo, de a poco.
Enlaces...
- Nota del Diario Infobae (domingo 29 de mayo de 2016)
- Nota del Diario Infobae (sábado 10 de octubre de 2015) - Es la nota anterior seguida por la misma periodista.
- Plan FinEs, donde le pegan a los docentes que desaprueban alumnos (Septiembre de 2015)
18 de mayo de 2016
17 de mayo de 2016
¡Arriba, Juan!
Excelente. Muy buen corto sobre educación basado en un cuento de Jorge Noro.
Y, ¿quién actúa? Miren, pasen y vean...
El video está realizado por la gente del Nuevo Mundo Educativo.
Y, ¿quién actúa? Miren, pasen y vean...
El video está realizado por la gente del Nuevo Mundo Educativo.
9 de mayo de 2016
Despedidas por mi jubilación
¡Mil gracias a todos!
Quiero agradecer todas las muestras de cariño y afecto recibidas por tantas personas. Familiares, alumnos, docentes, auxiliares, autoridades y amigos.
Desde días anteriores al 30 de abril mucha gente acercó sus buenos deseos para la nueva etapa que debo comenzar en mi vida. En el Don Bosco, Nacional, Instituto 127 e Instituto 178 me acompañaron todo el tiempo en mi despedida de las aulas. Muchas gracias a todos.
Aquí dejo algunas fotografías... (para verlas más grandes, pulsar sobre ellas)...
Regalos recibidos:
27 de abril, Instituto 127, con alumnos de 4º año:
29 de abril, Colegio Don Bosco, con alumnos de 5º año: Luego del saludo del día en que me despidió toda la escuela junto a "Peter" Baigorria (gracias a las autoridades, docentes y alumnos)...
29 de abril, Colegio Don Bosco, con profesores: Gracias "Cacho" por tus hermosas palabras en la despedida...
29 de abril, Instituto 127, con alumnos de 3º y 4º año: Se acercó Valerio, un ex alumno y amigo para acompañarme en este momento...
6 de mayo, cena en El Fortín con docentes:
7 de mayo, almuerzo en El Poeta con docentes (ex alumnos) del Instituto 127:
Nadie se enoje, por favor. Es que puse algunas de muestra. Faltan, por ejemplo, de la cena del 29 de abril con autoridades, docentes y bedeles del Instituto 127 (de ello no tengo fotos).
Algunas de las cartas recibidas (no publico los apellidos de sus autores porque me parece que no corresponde hacerlo)... También me guardo otras notas que, considero, no son "publicables" ya que contienen cuestiones muy personales de historias vividas en las aulas (por ejemplo Ivana, ex alumna del Nacional y mamá de una alumna del año pasado y actual)...
Y, para finalizar esta entrada, la profesora Giselle Carasales ha tomado una fotografía que para mí es muy importante... No solo por tratarse de una excelente docente, sino porque tiene "esa forma de ver" que a muchos nos falta... Tiene que ver con la perrita del Don Bosco, otro ser abandonado en la calle y que -como tantos otros- necesita de nuestro amor y acompañamiento (de eso se trata la educación). Es muy duro llevar la vida estando solo... Entonces, en honor a los perritos abandonados y a los chicos que están sufriendo en todo el mundo, esta imagen que "me mató"...
Gracias, a todos, eternas gracias...
Quiero agradecer todas las muestras de cariño y afecto recibidas por tantas personas. Familiares, alumnos, docentes, auxiliares, autoridades y amigos.
Desde días anteriores al 30 de abril mucha gente acercó sus buenos deseos para la nueva etapa que debo comenzar en mi vida. En el Don Bosco, Nacional, Instituto 127 e Instituto 178 me acompañaron todo el tiempo en mi despedida de las aulas. Muchas gracias a todos.
Aquí dejo algunas fotografías... (para verlas más grandes, pulsar sobre ellas)...
Regalos recibidos:
27 de abril, Instituto 127, con alumnos de 4º año:
29 de abril, Colegio Don Bosco, con alumnos de 5º año: Luego del saludo del día en que me despidió toda la escuela junto a "Peter" Baigorria (gracias a las autoridades, docentes y alumnos)...
29 de abril, Colegio Don Bosco, con profesores: Gracias "Cacho" por tus hermosas palabras en la despedida...
29 de abril, Instituto 127, con alumnos de 3º y 4º año: Se acercó Valerio, un ex alumno y amigo para acompañarme en este momento...
6 de mayo, cena en El Fortín con docentes:
7 de mayo, almuerzo en El Poeta con docentes (ex alumnos) del Instituto 127:
Nadie se enoje, por favor. Es que puse algunas de muestra. Faltan, por ejemplo, de la cena del 29 de abril con autoridades, docentes y bedeles del Instituto 127 (de ello no tengo fotos).
Algunas de las cartas recibidas (no publico los apellidos de sus autores porque me parece que no corresponde hacerlo)... También me guardo otras notas que, considero, no son "publicables" ya que contienen cuestiones muy personales de historias vividas en las aulas (por ejemplo Ivana, ex alumna del Nacional y mamá de una alumna del año pasado y actual)...
Y, para finalizar esta entrada, la profesora Giselle Carasales ha tomado una fotografía que para mí es muy importante... No solo por tratarse de una excelente docente, sino porque tiene "esa forma de ver" que a muchos nos falta... Tiene que ver con la perrita del Don Bosco, otro ser abandonado en la calle y que -como tantos otros- necesita de nuestro amor y acompañamiento (de eso se trata la educación). Es muy duro llevar la vida estando solo... Entonces, en honor a los perritos abandonados y a los chicos que están sufriendo en todo el mundo, esta imagen que "me mató"...
Gracias, a todos, eternas gracias...
1 de abril de 2016
Docentes que fomentan el "no hay clases"
Los sindicalistas de los docentes y los docentes que hacen lo que les dicen esos sindicalistas ya dan tanto asco que son impresentables e imbancables.
Siempre que plantean un conflicto por alguna cuestión (sea o no justa, racional o traída de los pelos) lo único que se les ocurre hacer es un paro y cerrar las escuelas.
El jueves 31 de marzo, en una escuela secundaria pública en la que trabajo, a cada curso que entré (fueron 3) los alumnos me decían...
- "El lunes no hay clases".
- Ahá... ¿Y por qué "no hay clases"?
- "Porque hay paro".
- ¿Hay paro? Pero si hay un paro de "algunos" docentes ¿por qué no hay clases? Porque vienen muchos docentes a dar clases cada vez que hay huelga y siempre la escuela está abierta.
- "La preceptora nos dijo que no viniéramos porque no hay clases".
Nótese que las argumentaciones racionales no son entendidas o no quieren ser entendidas. ¿Por qué? Porque si a los alumnos les dicen "hay paro", no se alcanza a terminar de pronunciar la segunda palabra que ya se están yendo de la escuela. Esa actitud quiere decir mucho, muestra bastante respecto de qué significa la escuela y la educación para la mayoría de los jóvenes de las escuelas públicas.
En los recreos de ese jueves 31 de marzo, al reunirme con otros profesores, ninguno de los presentes sabía por qué era el paro del lunes 4 de abril; es más, la mayoría no sabía que había paro. Solo unos pocos dijeron que si había paro no vendrían a clases (por pudor me guardo lo que expresaron como razones de su adhesión).
No obstante la observación realizada sobre los alumnos y docentes, lo más indignante es que sean docentes (profesores y preceptores) los que fogonean el que no asistan a clases los alumnos. Y claro, parece que hay muchos "postulantes a ñoquis" en las escuelas públicas a los que cualquier excusa es buena para no cumplir con sus obligaciones.
A muchos preceptores, maestros, profesores y autoridades "parece" que nada les importa la educación de los alumnos. Se prenden en cualquier cosa con tal de no ir a la escuela.
A 2 preceptoras les pregunté si sabían por qué era el paro. Una dijo que no sabía y le contesté "entonces para qué decís que no hay clases porque si vos no vas a venir no significa que los otros no vengamos y, además, hacés un paro solo porque no querés trabajar, ni sabés por qué hay paro".
La segunda contestó "por el aumento de los sueldos". ¿Es preceptora y no se enteró que ese tema ya fue arreglado a fines de febrero? ¡Y sus cargos son docentes, deben enseñar! (¿qué puede enseñar una persona de estas características?).
A la tercera, ya enojado, le dije de mala manera que ellas estaban fomentando que el lunes la escuela esté vacía de alumnos con un montón de docentes en la sala de profesores hablando "al gas". Otro día perdido y nadie sabe por qué... O sí, porque no se quiere trabajar. Lo afirmo así clarito.
Esa actitud de decir "no hay clases" cada vez que a algún sindicato se le ocurre llamar a un paro es difundida profusamente por algunos medios de comunicación que titulan "El lunes no habrá clases". ¿No saben que hay miles de docentes que, aunque haya paro, van a trabajar igual?
Si alguien o muchos quieren hacer un paro, están en todo su derecho si las causas son justas pero antes deberían saber que hay otras formas de protesta que no significan dejar otro día sin clases a los alumnos. ¿Será que añoran la época en que un presidente populachero decía "Alpargatas sí, libros no"? Si es así, deberían salir de las escuelas y dedicarse a otra cosa.
Y los sindicatos... ¡Por Dios! Hasta se hacen llamar "gremios", ¡son docentes y no saben la diferencia entre sindicato y gremio y deberían enseñarlo! Y si de bajos conocimientos de docentes vamos a hablar, acá les muestro la impresionante cantidad de horrores en la escritura que figuran en el llamado al paro del lunes 4 de abril en la página de la FEB...
Cuando amplios sectores de la sociedad argentina plantean (aunque generalizando) que los docentes son "esto o lo otro" y que no deberían exigir determinadas cosas porque los resultados obtenidos en la educación de los alumnos son muy malos, en varios aspectos tienen razón. Y nos desvalorizan. La institución escuela está desvalorizada y eso sí que es grave.
Para terminar esta nota haré referencia a uno de los puntos que figuran en la página de otro sindicato, el SUTEBA y en la página de la CTERA... Dicen que uno de los reclamos es "por la continuidad de todos los programas socioeducativos nacionales" como Conectar Igualdad, FinEs, Administradores de red, CAJ, etc. CUIDADO, porque varios de estos planes han sido un rotundo fracaso pedagógico y han servido para dilapidar recursos que, bien asignados, podrían establecer una buena diferencia entre tener una mala educación o una buena educación en la República Argentina. Tener una buena educación no pasa por planes sospechados de todo tipo de corrupción. Por eso, el lunes estaré en la escuela, ni loco apoyaría semejante desquicio (como, por ejemplo, Conectar Igualdad).
Si hay docentes que fomentan el "no hay clases", de docentes nada tienen, es una total y absoluta contradicción. Como mucho podrían decir que tal día algunos docentes harán paro.
Siempre que plantean un conflicto por alguna cuestión (sea o no justa, racional o traída de los pelos) lo único que se les ocurre hacer es un paro y cerrar las escuelas.
El jueves 31 de marzo, en una escuela secundaria pública en la que trabajo, a cada curso que entré (fueron 3) los alumnos me decían...
- "El lunes no hay clases".
- Ahá... ¿Y por qué "no hay clases"?
- "Porque hay paro".
- ¿Hay paro? Pero si hay un paro de "algunos" docentes ¿por qué no hay clases? Porque vienen muchos docentes a dar clases cada vez que hay huelga y siempre la escuela está abierta.
- "La preceptora nos dijo que no viniéramos porque no hay clases".
Nótese que las argumentaciones racionales no son entendidas o no quieren ser entendidas. ¿Por qué? Porque si a los alumnos les dicen "hay paro", no se alcanza a terminar de pronunciar la segunda palabra que ya se están yendo de la escuela. Esa actitud quiere decir mucho, muestra bastante respecto de qué significa la escuela y la educación para la mayoría de los jóvenes de las escuelas públicas.
En los recreos de ese jueves 31 de marzo, al reunirme con otros profesores, ninguno de los presentes sabía por qué era el paro del lunes 4 de abril; es más, la mayoría no sabía que había paro. Solo unos pocos dijeron que si había paro no vendrían a clases (por pudor me guardo lo que expresaron como razones de su adhesión).
No obstante la observación realizada sobre los alumnos y docentes, lo más indignante es que sean docentes (profesores y preceptores) los que fogonean el que no asistan a clases los alumnos. Y claro, parece que hay muchos "postulantes a ñoquis" en las escuelas públicas a los que cualquier excusa es buena para no cumplir con sus obligaciones.
A muchos preceptores, maestros, profesores y autoridades "parece" que nada les importa la educación de los alumnos. Se prenden en cualquier cosa con tal de no ir a la escuela.
A 2 preceptoras les pregunté si sabían por qué era el paro. Una dijo que no sabía y le contesté "entonces para qué decís que no hay clases porque si vos no vas a venir no significa que los otros no vengamos y, además, hacés un paro solo porque no querés trabajar, ni sabés por qué hay paro".
La segunda contestó "por el aumento de los sueldos". ¿Es preceptora y no se enteró que ese tema ya fue arreglado a fines de febrero? ¡Y sus cargos son docentes, deben enseñar! (¿qué puede enseñar una persona de estas características?).
A la tercera, ya enojado, le dije de mala manera que ellas estaban fomentando que el lunes la escuela esté vacía de alumnos con un montón de docentes en la sala de profesores hablando "al gas". Otro día perdido y nadie sabe por qué... O sí, porque no se quiere trabajar. Lo afirmo así clarito.
Esa actitud de decir "no hay clases" cada vez que a algún sindicato se le ocurre llamar a un paro es difundida profusamente por algunos medios de comunicación que titulan "El lunes no habrá clases". ¿No saben que hay miles de docentes que, aunque haya paro, van a trabajar igual?
Si alguien o muchos quieren hacer un paro, están en todo su derecho si las causas son justas pero antes deberían saber que hay otras formas de protesta que no significan dejar otro día sin clases a los alumnos. ¿Será que añoran la época en que un presidente populachero decía "Alpargatas sí, libros no"? Si es así, deberían salir de las escuelas y dedicarse a otra cosa.
Y los sindicatos... ¡Por Dios! Hasta se hacen llamar "gremios", ¡son docentes y no saben la diferencia entre sindicato y gremio y deberían enseñarlo! Y si de bajos conocimientos de docentes vamos a hablar, acá les muestro la impresionante cantidad de horrores en la escritura que figuran en el llamado al paro del lunes 4 de abril en la página de la FEB...
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Para terminar esta nota haré referencia a uno de los puntos que figuran en la página de otro sindicato, el SUTEBA y en la página de la CTERA... Dicen que uno de los reclamos es "por la continuidad de todos los programas socioeducativos nacionales" como Conectar Igualdad, FinEs, Administradores de red, CAJ, etc. CUIDADO, porque varios de estos planes han sido un rotundo fracaso pedagógico y han servido para dilapidar recursos que, bien asignados, podrían establecer una buena diferencia entre tener una mala educación o una buena educación en la República Argentina. Tener una buena educación no pasa por planes sospechados de todo tipo de corrupción. Por eso, el lunes estaré en la escuela, ni loco apoyaría semejante desquicio (como, por ejemplo, Conectar Igualdad).
Si hay docentes que fomentan el "no hay clases", de docentes nada tienen, es una total y absoluta contradicción. Como mucho podrían decir que tal día algunos docentes harán paro.
23 de marzo de 2016
La desidia de las "docentes" fifí
Docente "no fifí" trabajando |
El problema es que cuando ellos paran, en muchas escuelas sus autoridades y docentes las cierran y no hay clases.
Entonces, no hay clases los días que paran los docentes y tampoco otros días en que paran los auxiliares.
¡¿Y por qué?! Esgrimen que "los chicos no deben estar en lugares insalubres, por su protección". Y varias personas (autoridades, docentes, auxiliares y alumnos) festejan que no tienen clases (tema para otra nota). Menos mal que todavía hay padres que protestan, pero me queda la duda de cuántos lo hacen porque se ocupan seriamente de la educación de sus hijos o porque no los aguantan en la casa (tema para otra nota). En gran cantidad de escuelas los padres participan de la limpieza con sus hijos.
Esta situación se da en muchas escuelas en que -al parecer- sus autoridades y docentes son afectos al "no trabajar". No hay conciencia de la importancia que tiene la educación en la sociedad (limpiando y arreglando mobiliario también se enseña).
Por suerte, en las instituciones públicas donde trabajo como docente, ante un paro de los auxiliares las clases no se suspenden. ¿Por qué, porque no nos importa estar en un día de clases rodeados de suciedad y en un ambiente "insalubre"? No. No es por eso. Es porque si es necesario, nosotros agarramos la escoba, la pala y barremos. Agarramos un trapo, el secador, un balde y limpiamos los baños y lo que sea que haya que limpiar para estar en un ambiente salubre.
Parece que hay "docentes" que nunca agarraron un pincel, un trapo, una escoba o un destornillador en la escuela... ¿O solo es otra excusa para no cumplir con el trabajo por el cual la sociedad les paga? Porque quizá no se enteraron que desde la prehistoria los MAESTROS DE VERDAD no solo dieron clases, sino que limpiaron las aulas y los baños, arreglaron, lavaron y cortaron el pelo a sus alumnos; despiojarlos siempre fue una práctica muy común en todas las escuelas del pasado. Además dan de comer cocinando y atendiendo los comedores escolares.
Y también hay padres y alumnos que ayudan en las diversas tareas necesarias en las escuelas cuando hay problemas que solucionar.
Si hay escuelas en las que sus autoridades y docentes son demasiado "fifí" para hacerlo, entonces de docentes poco tienen.
Vayan y pregúntenle a las maestras de escuelas de frontera si tienen auxiliares.
Es decir, vayan a trabajar ¡Y-e-g-u-a-s! Cumplan con el mandato ético del "ser un docente" o cambien de trabajo.
Y ya que estamos en la "cultura de la imagen", aprovechando el uso de ellas para implementar algunas estrategias de enseñanza, paso a mostrarles algunas imágenes ilustrativas para que las que dicen ser "docentes" pero en realidad ni idea tienen de lo que eso significa, vayan aprendiendo...
Sirve para barrer |
Sirve para baldear |
Acá se pone agua y se sumerge el trapo |
Comedor escolar de Gualeguaychú |
Maestra de Chiapas despiojando |
Y a esos padres les pregunto... ¿No sería más productivo que en vez de marchar con sus hijos a la gobernación se pongan a ayudar en limpiar las escuelas? Esa es otra forma de enseñar.
Actualización del 26 de marzo, el curro de la ART y una situación inconcebible...
28 de febrero de 2016
A 60 días de mi jubilación
No me jubilo, el sistema me echa. Porque no me estoy jubilando debido a que esté cansado de enseñar o de la escuela como institución; me jubilo porque no puedo soportar más el desastre que es el aula y la escuela… El sistema educativo está en una crisis terminal.
Los valores están degradados, ya la educación no es una prioridad en la mayoría de las familias; cumplir con las obligaciones, estudiar, dar lo mejor de sí, mejorar en las cosas que hacemos mejor, ayudar al otro… El respeto por uno mismo y por los demás ya casi no existe.
En el ambiente educativo se sabe perfectamente que si hay escuelas que abren sus puertas y funcionan, se debe al trabajo de 4 o 5 personas (difícilmente, haya alguna más para contar) que ponen todo de sí para que se puedan desarrollar las tareas. Gente que trabaja más horas de las que les pagan, que hacen trabajos diferentes al del que tienen asignado. Pintar, arreglar un enchufe, un banco, una silla, un pizarrón y hasta una computadora; hacer modelos de planillas, realizar tareas en contra turno y en su casa… Son muchas las maestras que dan de comer y asean a sus alumnos. Pero son muchos más los docentes que no saben ni lo que deben enseñar… Docentes que comparten sus apuntes, libros, trabajos y estrategias hay pocos. ¿Qué pasa con el resto?
No obstante la catarsis realizada, también tengo que señalar a otra gente que da todo de sí para educar y hacer que las escuelas funcionen (al menos, que tengan la puerta abierta). Los que trabajan sin medir consecuencias, los que ayudan siempre a los otros. Los docentes que comparten el fruto de su esfuerzo, las familias que todavía consideran importante a la educación y alumnos que quieren aprender en serio. Gente que todavía cree en que los valores son importantes.
Y esto que escribí más arriba no significa que soy un “dinosaurio” o un “viejo rezongón”. Soy una persona que está preocupada por el futuro. ¿Cómo ejercerán su profesión los médicos, los electricistas, los docentes, los ingenieros, arquitectos y gasistas? ¿Qué “calidad” tendrá su trabajo si se “educan” en este sistema social y educativo que prácticamente se estrella contra una pared de indiferencia, antivalores, avivadas y demagogia inconcebibles?
Me queda el agradecer a tantísima gente por su cariño y apoyo; por haberme brindado su amistad y ayuda y, sobre todo, a quienes me enseñaron con sus ejemplos. Muchas gracias.
Se dice que cuando una sociedad toca fondo, comienza el rebote y su mejora. Espero que así sea. Me jubilo, pero no me retiro, seguiré en esta sociedad trabajando desde otro lado y aportando lo que pueda para que mejoremos todos.
Federico Martín Maglio, 28 de febrero de 2016
Los valores están degradados, ya la educación no es una prioridad en la mayoría de las familias; cumplir con las obligaciones, estudiar, dar lo mejor de sí, mejorar en las cosas que hacemos mejor, ayudar al otro… El respeto por uno mismo y por los demás ya casi no existe.
En el ambiente educativo se sabe perfectamente que si hay escuelas que abren sus puertas y funcionan, se debe al trabajo de 4 o 5 personas (difícilmente, haya alguna más para contar) que ponen todo de sí para que se puedan desarrollar las tareas. Gente que trabaja más horas de las que les pagan, que hacen trabajos diferentes al del que tienen asignado. Pintar, arreglar un enchufe, un banco, una silla, un pizarrón y hasta una computadora; hacer modelos de planillas, realizar tareas en contra turno y en su casa… Son muchas las maestras que dan de comer y asean a sus alumnos. Pero son muchos más los docentes que no saben ni lo que deben enseñar… Docentes que comparten sus apuntes, libros, trabajos y estrategias hay pocos. ¿Qué pasa con el resto?
- Estoy cansado de ver docentes nuevos que lo primero que aprenden es el régimen de licencias pero ni idea tienen de la resolución que pauta cómo presentar un proyecto de trabajo.
- Estoy cansado de muchos docentes jóvenes que ni un acto escolar quieren preparar.
- Estoy cansado del “docente taxi” de la secundaria impidiendo que los docentes se integren y comprometan con una escuela.
- Estoy cansado de la “radio pasillo” criticando sin razón por detrás o dejando “mal parado” a alguien para ganarse el favor de “otro alguien”.
- Estoy cansado de las faltas de respeto de familiares que mienten descaradamente y hasta utilizan la violencia para justificar malas conductas y actitudes de sus hijos.
- Estoy cansado de los familiares que “solo se preocupan” de la nota a fin de año sin haberse “ocupado” durante todo el año de la educación de sus hijos.
- Estoy cansado de las faltas de respeto de los alumnos.
- Estoy cansado de los que se callan porque no quieren tener problemas y así dejan pasar “cuestiones” que son injustificables.
- Estoy cansado de los directivos que solo quieren cumplir sus 3 años al frente del cargo para jubilarse; ni se les ocurre que su función es mejorar la educación y la escuela.
- Estoy cansado de que acciones tipificadas en el código penal pasen por ser faltas leves de parte de los alumnos.
- Estoy cansado de los alumnos que especulan con el que no se cumplen las reglamentaciones como con las faltas.
- Estoy cansado de que los alumnos entren a clase a cualquier hora (si entran) y que falten descaradamente todo el año y luego se enojan por su desaprobación.
- Estoy cansado de los alumnos de formación docente que “estudian” lo que deben para un final con el solo objetivo de repetir como loro lo que consideran que el docente quiere escuchar porque el único objetivo es aprobar la materia en vez de aprender en serio. Y cuando consiguen un cargo en una escuela, hacen “cualquier cosa”.
- Estoy cansado de las críticas sin razón y mal intencionadas en los concursos docentes de superior por la Resolución Nº 5886/03. En muchos estuve, en otros no pero en todos el ambiente “estuvo muy mal”.
- Estoy cansado de aquellos que dicen ser docentes y se prenden en todos los paros descuidando la educación de los alumnos. Jamás plantearon un paro para mejorar la calidad educativa, nunca lo hicieron.
- Estoy cansado de que cada paritaria haya paro o amenaza de paro dejando cerradas a las escuelas públicas degradándolas a más no poder. ¿No hay otras formas de protestar? Claro que sí, pero no les interesa ni a los sindicalistas ni a muchos docentes.
- Estoy cansado de escuchar mentiras y aberraciones solo por considerarse “docente militante”.
- Estoy cansado de políticos y sindicalistas que dicen tener a los alumnos y nuevas generaciones como prioridad y luego vemos en la práctica diaria que todo es mentira.
- Estoy cansado de ver cómo utilizan a la escuela pública y a los alumnos para actos partidarios.
- Estoy cansado de que el verso de los “pedagogos de escritorio” sea repetido por muchos inspectores, autoridades y docentes de aula sin tener la más mínima idea de que eso no es parte del conocimiento ni de la realidad. Y cuando las cosas salen mal, siempre la culpa termina siendo del docente.
- Estoy cansado que se me espete que debo ser contenedor, payaso, aprobador, inclusor, entretenedor y, por ende, no ser docente.
No obstante la catarsis realizada, también tengo que señalar a otra gente que da todo de sí para educar y hacer que las escuelas funcionen (al menos, que tengan la puerta abierta). Los que trabajan sin medir consecuencias, los que ayudan siempre a los otros. Los docentes que comparten el fruto de su esfuerzo, las familias que todavía consideran importante a la educación y alumnos que quieren aprender en serio. Gente que todavía cree en que los valores son importantes.
Y esto que escribí más arriba no significa que soy un “dinosaurio” o un “viejo rezongón”. Soy una persona que está preocupada por el futuro. ¿Cómo ejercerán su profesión los médicos, los electricistas, los docentes, los ingenieros, arquitectos y gasistas? ¿Qué “calidad” tendrá su trabajo si se “educan” en este sistema social y educativo que prácticamente se estrella contra una pared de indiferencia, antivalores, avivadas y demagogia inconcebibles?
Me queda el agradecer a tantísima gente por su cariño y apoyo; por haberme brindado su amistad y ayuda y, sobre todo, a quienes me enseñaron con sus ejemplos. Muchas gracias.
Se dice que cuando una sociedad toca fondo, comienza el rebote y su mejora. Espero que así sea. Me jubilo, pero no me retiro, seguiré en esta sociedad trabajando desde otro lado y aportando lo que pueda para que mejoremos todos.
Federico Martín Maglio, 28 de febrero de 2016
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